Ni halcón ni paloma, yo soy un pragmático, no hay que simplificar, estas han sido las primeras palabras del aún ministro de Economía del Estado español, don Luis de Guindos, por fin, elegido para ser miembro vicepresidente del Banco Central Europeo.

El banquero propuesto por Irlanda, Philip Lane, se rendía ante el evidente apoyo a De Guindos por parte de Alemania y Francia. El irlandés era banquero, mientras que don Luis de Guindos de banquero nada de nada, pero ya sabemos: son cosas de la política.

Favor con favor se paga y así nos luce el pelo en esta Europa que se siente más Europa y menos ciudadana. El candidato a vicepresidente, don Luis de Guindos, se someterá la semana que viene a otra audiencia, esta vez abierta y oficial, ante la comisión de Economía del Parlamento Europeo.

“Intentaré convencerles”, indicó el ministro, en relación con las críticas expresadas por varios grupos parlamentarios (Socialistas, Verdes e Izquierda Unitaria) contra su candidatura. Verdes y ecologistas reiteraron el lunes que propondrán un dictamen negativo del Parlamento porque, a su juicio, la candidatura de De Guindos no es la apropiada por su perfil político ni por la falta de equilibrio de género en la cúpula del BCE.

España vuelve, así, a la cúpula del Banco Central Europeo, el poderoso sanedrín de la autoridad monetaria del que fue expulsada sin miramientos en 2012, tras una debacle inmobiliaria que acabó en el rescate de la banca española. Ya tenemos en Europa a don Miguel Arias Cañete, que casi no se le ve en los informativos, pero que acumula su estancia en la Unión Europea.

Vistas así las cosas, está claro que el presidente del Gobierno prima con puestos en el más alto escalafón de los haberes mensuales a sus más fervientes seguidores.