La reciente injuria a la gramática, de la voz no se atreve Simplicius a llamar palabra a portavoza, ha llevado a este a recordar, que la Real Academia de la Lengua Española, responsable de limpiar, fijar y dar esplendor al idioma español, le soltó una coz a su propio diccionario, fijando, limpiando y dando esplendor al término -o ¿habrá que decir términa?- jueza.
Juez, señores académicos, es del género epiceno que vuestro diccionario define como término válido para designar las personas -o ¿habrá que decir personos?- de cualquiera de los dos sexos que ejercen esa profesión. Dejen ya de tocar nuestras narices, buscando en la gramática la igualdad de derechos de ambos sexos. Esa igualdad está en el respeto, en el respeto a los derechos sociales, laborales, económicos... En definitiva, respeto a los derechos humanos y dejen la gramática en paz.
Simplicius no espera que la RAE le vaya a hacer caso y no desdeña la posibilidad de conocer accidenta cuando se descalabre una señora, ardienta cuando una señora se esté quemando o pedanta cuando una señora...
En justa contrapartida, los electricistas exigirán ser llamados electricistos; los dentistas, dentistos; los trapecistas, trapecistos; los equilibristas, equilibristos; y los futbolistas, futbolistos. A estos últimos, podríamos agregar los futbotontos y futbotontas, de los que hay y de las que hay, mogollón o mogollona.