A Pedro Sánchez le están creciendo los enanos: a la crisis generalizada que afecta al socialismo, tal como se ha visto en Francia, en Alemania Austria o Italia, se le une en España el marrón en el que le ha metido Rajoy para hacerle cómplice de activar el 155 en Catalunya que le ha cogido con el pie cambiado, pues Iceta se le rebela porque ve que la Colau le echa del ayuntamiento de Barcelona y varios ayuntamientos socialistas de Catalunya se han amotinado y piden cuentas a Sánchez por la deriva que les supondrá tener que compartir estrategia con el PP y Ciutadans. Cómplice del golpe de estado que da el PP en Catalunya, entra en crisis por las desavenencias y tensiones internas y según todos los indicios, en las próximas elecciones se convertirá en un partido marginal como ha sucedido en Francia, en Inglaterra o en Alemania. Porque Rajoy le ofrece un difuso plan de cambio de la constitución que con seguridad supondrá potenciar la centralización que están imponiendo los constitucionalistas y consolidará a la derecha aplicando el 155 con el aplauso de la España profunda. Las expectativas electorales del PP pasan por absorber a Ciudadanos y así lograr una cómoda mayoría para sécula seculórum. Porque el PSOE con Sánchez previsiblemente no es ya partido de poder. Parece mentira que Pedro no haya vislumbrado que el PP le ha dado el abrazo del oso y se va a cocer en su propia salsa. Los socialistas catalanes, víctimas de la impericia de Sánchez y de la falta de coraje de Iceta van a provocar una grave crisis en el PSOE, pues la continua huida del voto socialista en el PSC se va a ver agravada por la rebelión de varios de sus alcaldes en Catalunya que están en contra de la aplicación del 155. Deberían aprender del PNV a la hora de los pactos y no confiar en los partidos estatales que incumplen sistemáticamente sus compromisos.
Los capos del PSOE no se dan cuenta que ya no participan de los beneficios que se derivan de la proximidad del poder, pero sí de los perjuicios que les acarrearán ser cómplices de la línea dura que le ha impuesto el PP en Cataluña y en España y le arrojará al precipicio de la insignificancia.