Una mujer muerta cada semana
Más allá de la exigencia que se debe dirigir hacia la instituciones ante la violencia machista, cabe preguntarse si en el ámbito privado cada uno hace lo suficiente para alertar de estos casos
La violencia machista sigue ofreciendo día tras día un escalofriante reguero de noticias sobre muertes, agresiones y denuncias con las mujeres como víctimas de sus parejas o exparejas. Este fin de semana no ha sido la excepción. Los dos asesinatos ocurridos en Sevilla y Salou elevan a 31 las mujeres muertas por motivaciones machistas en lo que va de año en el Estado español, lo que habla de más de una mujer muerta cada semana. Las cifras, pese a su dureza, no dejan de representar más que la punta del iceberg de esta lacra que no distingue de zonas geográficas o estatus sociales. Si la estadística dice que se produce un asesinato por semana, también constata que cada día son miles, literalmente, las mujeres que son agredidas por sus parejas o exparejas. Solo durante el primer trimestre de esta año, según los datos facilitados por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, fueron un total de 38.018 las mujeres agredidas. Estas son, al menos, las que constan, ya que todos los agentes implicados en analizar este desgraciado fenómeno coinciden en señalar que hay decenas de miles de casos que ni siquiera llegan a conocimiento de la policía, los juzgados y, por tanto, de la opinión pública. El aumento de las denuncias durante esos primeros tres meses del año fue del 18,8% con respecto al mismo periodo de 2016. Son muchas las medidas que las diferentes administraciones han puesto en marcha para intentar atajar esta sangría cotidiana, pero a la vista está que estas actuaciones resultan insuficientes o, sencillamente, no se ha acertado con las más eficaces. La concienciación social es, en principio, generalizada, pero más allá de la exigencia que se debe dirigir hacia las instituciones públicas, siempre queda la duda de si en el ámbito privado cada uno de los ciudadanos y ciudadanas hace lo suficiente para alertar ante indicios de una situación latente de maltrato. Como ante cualquier problema que sufre una sociedad, la colaboración ciudadana se presenta como un elemento imprescindible: el más básico y, a la vez, el más eficaz. Es cierto que tratándose de la vida privada de vecinos, familiares o amigos, son muchos los que optan por callar, por mirar a otro lado, hasta que es demasiado tarde. Pero sin convertir la concienciación en acción, la solución seguirá estando lejos.