Un juez ha sentenciado que llamar a una mujer “zorra”, no es delito. Produce hastío tener que mencionar a Marhuenda para saciar su desmesurada ansia de protagonismo, pero el respeto a la dignidad de las mujeres lo exige. En una conversación entre este periodista y una persona investigada por el juez por corrupción, grabada por la Guardia Civil, cita a una asesora de la Presidenta de la Comunidad de Madrid a la que llama “zorra” . Marhuenda es citado a declarar por el juez para investigar el contenido de la grabación en la que le pedía interceder para librarse de la acusación por corrupción. Después de declarar ante el citado juez, este decide que no ha habido por parte de Marhuenda intención de ofender al llamarla “zorra”. Del narcisismo del director de La Razón se puede esperar cualquier lindeza, pues se sabe impune, ya que no hay juez que se atreva a condenar a un periodista apoyado desde las cavernas más sórdidas del PP. Este arrogante y machista director del periódico más cutre de la derecha, interviene en tertulias en las que el respeto y la educación brillan por su ausencia y que mentir, interrumpir, decir groserías o reírse de otros contertulios es un hábito. En concreto su participación en La Sexta Noche le ha convertido en el competidor del programa basura Gran Hermano. Otro tertuliano, Eduardo Inda, denunciado y condenado por calumnias es otro iluminado que participa como la estrella aportando la basura necesaria para que los espectadores críticos abandonen el programa, aunque su audiencia crezca merced al chismorreo y la crítica despiadada por calumnias que ofenden su inteligencia y pudor y que huyen por el hedor que despide. En este país de la Transición, corrupta y garbancera es donde florecen jueces machistas como este. Donde se revuelcan en el fango periodistas sin ética y se emiten programas de televisión en los que se alimenta a espectadores con “panem et circenses”. Como para confiar en los pícaros que nos informan y en estos jueces que imparten justicia.