EL primer pleno del año en el Parlamento Vasco, con las votaciones para la constitución de la Ponencia de Memoria y Convivencia y la Ponencia de Autogobierno impulsadas por el Gobierno que preside Iñigo Urkullu, servirá para comprobar hasta qué punto esta legislatura trae consigo nuevas posibilidades de alcanzar los consensos que la sociedad vasca exige en materias esenciales para su normalización y desarrollo o, en su defecto, si algunas formaciones políticas mantienen las mismas posturas inflexibles que hasta ahora los han dificultado, si no impedido. En ese sentido, la configuración de la Cámara vasca tras las últimas elecciones -así como el acuerdo de gobierno entre PNV y PSE- permite intuir una mayor capacidad de convenio que empujaría a las formaciones más reacias a no quedarse fuera del mismo. Es, por ejemplo, el caso del PP. Tras el castigo recibido en las urnas, que en gran parte tiene origen en su intransigencia a la hora de analizar y afrontar los principales problemas y preocupaciones de la sociedad vasca y que ha reducido su influencia a la del último partido en representación en el Parlamento, cabría considerar más oportuno incluso para sus intereses una mayor flexibilidad al encarar no ya el diálogo, que también, sino en principio la formación de un foro parlamentario como lugar más propicio para que aquel se desarrolle. No hacerlo supondría que el PP ha elegido mantenerse en la marginalidad, es decir, quedarse al margen de los debates que deben comenzar a conformar el futuro de nuestro país. Esa misma razón sirve, sin embargo, para aquellos a los que la sociedad vasca situó como principal opción de oposición, EH Bildu, y segunda fuerza del Parlamento tras EAJ/PNV. Anunciado ya que “no obstaculizarán” la puesta en marcha de la Ponencia de Memoria y Convivencia, la izquierda abertzale también debe confirmar la apuesta parlamentaria por un nuevo tiempo de consensos aun si estos suponen contener en el horizonte inmediato los objetivos de las formaciones de la coalición a medio plazo. Es tiempo para dialogar. Especialmente sobre autogobierno y convivencia, materias en las que se conforma en principio una clara mayoría parlamentaria con PNV, PSE y Podemos. Y la sociedad vasca no entendería que alguien optara por no participar en un intento -por otra parte vano- de dificultar ese diálogo.