Llevo sobre las venas un deseo. Estoy emocionado, como puede emocionarse un muerto. Para mí eres como un cardo montés en el estío y has dejado la profunda flor del sol en agonía. Poniéndome a tu altura, o a tu bajura, he de decirte que llevo sobre las venas un deseo, o dicho de otra manera: lo primero que se me ocurre al ver un tipo como tú es darle un par de hostias bien dadas. Un rico fanfarrón que ya no tiene alicientes para nada, aburrido de vivir, se divierte jugando a ser Presidente, bufoneando la Democracia. Tú no lo sabes, pero nos has hecho un gran favor, porque nos has demostrado lo frágil que es. Que no has ganado tú por tus méritos, sino por un sistema de antigualla y por la falla terrible que se ha estado creando en el modo de subvertir la vida ordinaria de los pobres. Muchos que te odian te han votado por joder la manta. Perdona que me vuelva tan mal hablado, pero creo que es la única forma de que me entiendas. Tu inconsciente te traiciona y ahora te das cuenta en el lío que te has metido, porque ni los tuyos van a dejarte llevar a cabo tus bravuconadas. Y tienes miedo, mucho miedo. El miedo y el frío que has intentado meter a tus propios conciudadanos lo empiezas a notar tú en tus huesos. Has sido sincero. Lo mejor de todo esto es que sabemos cómo piensas y quienes te aplauden ahora. Tú sabes que en tu país cualquiera puede morir de un tiro: desde un simple paisano negro hasta un policía blanco o el mismísimo Presidente de USA. Presumís de la Democracia más grande y pura y sois un país que da mucha pena, mucha pena. No han ido a votar ni la mitad y los que han votado han rasgado vuestro país de arriba abajo. Nos has borrado la ventana de la sonrisa. ¿Cómo lo vas a arreglar? En esta tierra decimos: “Ez egin gaizik, eta ez izan beldurrik.” No hagas mal y no tendrás miedo.