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Votos por y para Euskadi

Las elecciones de hoy son trascendentales para el futuro de los vascos, más allá de los intereses derivados del bloqueo en el Estado y para lo que se necesitarán grandes acuerdos plurales

LA ciudadanía vasca acude hoy a las urnas con un múltiple desafío en una cita electoral que abrirá una nueva legislatura que se prevé trascendental para el futuro de Euskadi y de los vascos a corto y medio plazo. El primero de los retos será, sin duda, vencer la creciente sensación de hastío instalada en la sociedad, fruto, en su mayor parte, de la desasosegante situación política que se vive en el Estado español, con un bloqueo derivado de la ausencia de diálogo y acuerdo entre los partidos que dura prácticamente un año y que no tiene visos de solución a la vista. Afortunadamente, y como se ha podido comprobar incluso durante la campaña electoral -periodo en el que a menudo se agudizan las diferencias, las tensiones y los agravios entre las formaciones- la realidad de Euskadi, habituada a la cultura del pacto, es sustancialmente distinta. Pese a que los partidos españoles han intentado hacer de las elecciones vascas -y gallegas- una suerte de banco de pruebas en el que dirimir sus asuntos, incluidos los internos, medir sus fuerzas y buscar argumentos para condicionar posibles liderazgos y acuerdos en Madrid -de ahí la agobiante presencia de dirigentes en la campaña-, lo cierto es que los comicios de hoy no tienen nada que ver con ese mediocre juego político centralista y de regate corto y que los intereses de Euskadi son otros. De los votos de los vascos saldrá la composición de un nuevo Parlamento que, según todos los sondeos, será aún más fragmentado dentro de la tradicional pluralidad con la que siempre se ha expresado y se expresa la sociedad vasca y, con toda probabilidad, ninguna de las fuerzas políticas obtendrá una mayoría suficiente para garantizar, por sí sola, la gobernabilidad del país. No es la primera vez que esto sucede, pero tanto la ciudadanía como la política vasca han sabido siempre evitar cualquier bloqueo que, por otra parte, el propio sistema del que se dota Euskadi impide de facto. La economía, la creación de empleo, las políticas sociales para que ninguna persona se quede atrás, la educación, la salud, la ampliación del autogobierno y el nuevo estatus, la consolidación de la paz y la convivencia... son los grandes asuntos que marcan estos comicios y para los que se precisarán grandes acuerdos plurales y transversales, incluso más allá de la pura gobernabilidad. Eso y no otra cosa es lo que se juega Euskadi y que solo el voto masivo y responsable puede garantizar.