Amistades muy peligrosas
El origen “etimológico” de la palabra amistad no ha podido ser determinado con exactitud. Hay quienes dicen que proviene del latín amicus (amigo) que a su vez derivó amore (amar). Y otros estudiosos creen que es vocablo griego compuesto a (sin) y ego (yo) que significaría “sin mi yo” En todo caso la amistad dicen que es una relación entre una o varias personas y que se basa en vínculos o sentimientos tales como la confianza, el amor, consuelo, respeto y compañía, y en distintos grados de importancia claro está. Y muchos de los que “presumen” tener 100 amigos, si empiezan a “desgranar” igual 90 de ellos, solo son con derecho a “caña”. Dicen que las amistades (las buenas) hay que cuidarlas y ser precisamente “cuidadoso” en elegirlas, sobre todo en determinados “estratos” sociales, no sea que te vayan a dar la “puñalada trapera” . Determinados y relevantes “personajes” de la vida pública (en muchos casos servidores públicos) que presumieron y alardearon de tener, los más grandes y mejores “amigos” con los que compartieron grandes momentos y de los que suponían tener toda la confianza del mundo, por los que pusieron la mano “en el fuego” y que defendieron su “honestidad” más que en “entredicho” y de los que ahora huyen como “apestados” sin un atisbo de reconocimiento de sus propios errores. Ignoro a la fin y a la “postre” en que categoría de todas y cada una que se supone la amistad, se habrán quedado todos estos muy peligrosos amigos.
María Olga Santisteban Zalla