En el Grupo monseñor Remigio Gandasegi del barrio bilbaino de Santutxu hay una pequeña zona de juegos para niños de menos de 10 años.
Al parecer se ha convertido en un “gimnasio de Pokémon” por lo se está invadiendo a menudo dicha zona con el consiguiente trastorno para los niños pequeños.
Y no solo eso, sino que también aparecen unos chavales de entre 12 y 14 años que juegan con la pelota, de forma que ayer estuvieron a punto de dar un balonazo al cochecito de una recién nacida.
Ante el enfado del padre, que les quitó el balón, los jovenzuelos de marras tuvieron el atrevimiento de llamar a la Ertzaintza, con el consentimiento de sus madres que acudieron al follón. Adultos que conocen sus derechos pero no sus deberes.
La Ertzaintza acabó dando, naturalmente, la razón al padre.
Como en Euskadi todos debemos cumplir unas normas, seamos de donde seamos, y si la zona infantil es para menores de 10 años es vergonzoso que unos individuos que superan la edad amparados por sus madres para más desfachatez, pretendan incumplir las normas y erigirse en víctimas de una inexistente discriminación y provocar un foco de conflicto. Ya tenemos bastantes, dejemos a los niños en paz. No convirtamos un recinto de juegos infantiles en un reflejo de la crispación de los mayores.
Se agradecería más vigilancia policial hasta que las cosas se calmen , por favor.