Lo que sucede sobre la piel de toro, llamada España, no tiene desperdicio. Todos los días nos desayunamos, comemos, y cenamos, incluso a veces hasta merendamos, con noticias al por mayor de la situación española. En Euskadi debemos ser muy cautos pues la que se avecina no nos puede traer nada bueno. PP y Ciudadanos nos quieren hacer tragar ruedas de molino, suprimiendo y negando todo aquello que tras los años de la democracia hemos alcanzado pasito a pasito. El Estatuto de Autonomía de Euskadi mejor ni tocarlo, porque solo mencionarlo enciende chispas en los políticos de nuevo cuño de Ciudadanos. Luego aparecen por la izquierda los de Podemos, que vienen dando caña y anuncian a bombo y platillo que ellos solamente harán migas con Bildu y el PSE, y que al PNV hay que arrinconarlo. Mariano Rajoy, por arte de birlibirloque, niega la mayor y “donde dije digo, digo Diego”, con lo que no alcanzamos a ver un mínimo de verdad en este aspirante a presidente del Gobierno español. Ahora nos encontramos a la espera de que el PSOE tome las riendas de la negociación, si Rajoy fracasa en su intento. Confabulemos por un momento con PSOE (85 diputados) + Unidos Podemos (71) ?+ ERC (9) + PNV (5) + CDC (8) = 178 diputados. ¿Dónde está el problema? Según los españoles, los nacionalistas quieren dejar España y por lo tanto no hay que darles entrada en una coalición. Al contrario, hay que aislarlos. De la misma manera los socialistas se dirigen al PP y le indican que sus mejores compañeros para aspirar a ser los jefes del país, deben juntarse con los nacionalistas. ¿En qué quedamos? ¿Lo que es bueno para unos es malo para otros? Dejémonos de fantasías y vayamos al grano. Si los nacionalistas son necesarios para gobernar este país, dejémonos de moñas y hagamos las paces con ellos y démosles entrada en el gobierno estatal.
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