Leo estupefacto el nuevo ataque que algún descerebrado ha hecho contra la imagen de la Virgen de Begoña en la Cruz del Gorbea. Y por lo que leo es algo recurrente, no un acto de gamberrismo, sino un ataque realizado de forma consciente y deliberada, igual que ha habido otros contra la mesa de orientación que hay en la cima o contra el belén que un grupo de montaña coloca todas las navidades. No sé qué lleva a alguien a subir hasta allí para destrozar algo. Yo no soy religioso, pero cada vez que subo al Gorbea, que no olvidemos que es el monte que más amamos los montañeros de Bizkaia y Araba, y estoy bajo la Cruz y junto a esa imagen de la Virgen, recuerdo con emoción a los amigos y familiares con los que he compartido jornadas en el monte y que ya no están entre nosotros. Creo que hay que tener un odio enfermizo para planear subir a la Cruz solo con el objetivo de destrozar algo que alguien ha puesto allí para todos. No se concibe que una persona normal haga este tipo de cosas. Así que, como veo difícil que podamos evitar que esto ocurra de nuevo, solo podemos desear que al descerebrado responsable de esta atrocidad se le vuelvan a cruzar los cables pero esta vez que se le conecten bien.