Aporofobia
Basta de hipocresías y de cinismo. Mucho hablar de xenofobia y racismo por parte de los y las que así se definen o que demuestran con su comportamiento, cuando lo que realmente son es unos cobardes aporófobos (la aporofobia es el miedo, repugnancia u hostilidad hacia el pobre, el sin recursos o el desamparado). Porque por mucho que lo intento visionar en mi imaginación, no veo a estos mediocres, embrutecidos e ignorantes ultras rechazando e increpando a unos inversores extranjeros con turbante y grandes lujos, sino todo lo contrario. Serían los primeros en plegarse a sus caprichos y serían sus más serviles y humillados siervos. ¿Y que les ha pasado, donde está la diferencia con el trato que dan a los inmigrantes de las pateras y a los refugiados hacinados en tierra de nadie?... Pues el dinero, su posición económica, que otra cosa va a ser? Ya no se oirá hablar de que “todos son iguales” cuando alguno de estos inmigrantes ricos cometa algún delito o fechoría. A estos sí que se les hará un juicio público individualizado con todos los derechos, y no uno sumarísimo y generalizado. Hay que popularizar la aporofobia que es más descriptiva de la sociedad mezquina, deshumanizada y pusilánime en la que vivimos, y hacerles sentir vergüenza e incomodidad a los que se definen por rechazar al extranjero y a las razas distintas a la propia. Y por último, basta también de decir que esta gente no quiere a los inmigrantes. Es mentira. Son los que más los quieren, pero... ¡esclavizados!.