Por el bien común
Para eludir el riesgo y la vergüenza de una nueva convocatoria electoral, a partir de hoy lo que debieran de hacer los representantes políticos -comenzando por Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias-, es dejar de seguir mostrando sus miserias, de hacer el ridículo y de provocar el cabreo y el desencanto. Dejar de emplear los medios de comunicación y de perder tiempo y malgastar nuestro dinero para enfrentarse, ensuciarse y desacreditarse porque ya lo están bastante. Lo que debieran de hacer de una vez por todas es apartar sus intereses y objetivos personales y partidistas, presentes o de futuro, y comprometerse en negociar, pactar y formar un Gobierno de coalición, fuerte y estable, para sacar a España de la grave situación económica, política, judicial y social y liberar a la mayoría de los ciudadanos de los desencantos y sufrimientos acumulados durante los diez últimos años. ¿Hay esperanza ciudadana para que se cumplan estas perspectivas? Alguna remota queda. En todo caso, quizás para conseguirlo, habría que encerrar a los enfrentados caudillitos en Silos o mejor en algún silo sin sillas y solo con botellines de agua hasta que por encima de miras particulares y de partidos, nadie marcara líneas rojas ni pusiera vetos a votos, mientras no tuvieran en cuenta las demandas electorales y los intereses generales, y encontraran la solución para formar el Gobierno que con urgencia se necesita. Y si para ponerse de acuerdo y conseguir la gobernabilidad, alguno de los cuatro tenores tuviera que apartarse, o lo tuvieran que hacer los cuatro, lo debieran de llevar a cabo, sin pérdida de tiempo, uno por uno o al unísono, mostrando -quizás lo que les ha faltado hasta ahora- altura de miras, categoría moral, ética y dignidad, indispensables para la consecución del bien común.