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A modo de flash

“Para todo sirven las bayonetas menos para sentarnos en ellas”, le dijo don Emilio Castelar al general Prim en las Cortes Españolas (1873). Efectivamente, en 1512 fueron sometidos militarmente los territorios vascos a la Corona de Castilla. En un salto de tres siglos, Fernando VII, por presión del militar Rafael Riego, tuvo que jurar la Constitución de Cádiz de 1812, según la cual, “solo hay un Estado y el rey constitucional no tiene que jurar los Fueros”. Ha nacido España, como la entienden, hoy en día, los políticos españoles. En 1839, tras las Guerras Carlistas, los liberales isabelinos instauran, entre otras cosas, el régimen de gobernadores civiles y queda eliminada la organización judicial vasca. Tras la Primera República, en 1876, Cánovas del Castillo restaura la monarquía española con Alfonso XII. Quedan definitivamente abolidos los Fueros vascos y, entre otros asuntos, la instrucción pública pasó a depender del Gobierno central, que traía maestros nacionales, funcionarios y jueces de habla castellana? Con razón el lehendakari Urkullu, ante una veintena de embajadores europeos, reclamó la “refundación del Estado” -sin bayonetas- que haga posible una paz sólida que nunca hemos tenido los vascos.