Celebremos la Luna
EL triunfo del Athletic femenino en el campeonato de liga, 9 años después, parece haber centrado el debate sobre la desigualdad en el deporte, que en definitiva no es sino la distinta percepción que de la competición deportiva tiene la sociedad en virtud de sus modalidades y del género de los y las deportistas que en ellas compiten. Ahora bien, ese debate, sin duda necesario cuando se pretende que desaparezca la diferencia de género en esa percepción, corre el riesgo de desvirtuarse si se simplifica en el modo en que el Athletic va a celebrar hoy un triunfo cuando menos tan relevante como los muchos logrados por otros equipos del club, aunque seguramente más difícil y sacrificado para sus protagonistas -y ahí está la verdadera desigualdad- por el mero hecho de ser mujeres al tiempo que futbolistas (a pesar de que el Athletic ha sido y es pionero y ejemplo en el impulso al fútbol femenino). Debatir sobre si la celebración del triunfo debe tener correspondencia con el modo en que el club celebró los títulos de su primer equipo masculino en los 80 es mirar al dedo que apunta a la Luna. Y no porque tampoco se celebrara así la Supercopa. ¿Que se debía haber hecho ahora? También se deben sopesar los condicionantes. Como que el triunfo en la liga se ha adelantado una semana; o que la celebración debe contar con instituciones públicas cuyos actos se ven marcados por ley por la inmediata campaña electoral, instituciones cuyos máximos representantes -Juan M. Aburto y Unai Rementeria-, por cierto, estuvieron el sábado apoyando al equipo en Lezama, lo que no hizo el presidente del club, Josu Urrutia, quien acertadamente o no decidió acompañar al Bilbao Athletic en su último partido en Segunda A. La gabarra, sin duda, hubiese sido ejemplo, estímulo, de igualdad hacia una sociedad que los necesita: ¿cuántos balcones lucieron ayer la bandera rojiblanca que ha inundado las calles porque el Athletic alcanzaba una final, no un título? Más: ¿cuántas niñas no se inician aún hoy en el fútbol por decisión o presión de un entorno que no lo considera femenino? ¿Cuántos aficionados, directivos, federativos, periodistas... se aferran al disparate de que el fútbol femenino, que no ven, no es fútbol ni femenino? Sí, quizá sacar la gabarra ayudara a remediarlo, pero debatir sobre ello no lo hace, oculta el éxito. Dejemos de mirar al dedo, celebremos el triunfo de nuestro Athletic, el impulso para la igualdad (también en el fútbol).