¿Y ahora a quién paga Europa?
El traslado del flujo de refugiados a la ruta desde el norte de África y Egipto por el Mediterráneo deja cientos de muertos y constata el vano cierre de la ruta de Grecia y los Balcanes y la inanidad del acuerdo con Turquía
LA aparición de decenas de cadáveres de refugiados ahogados en una playa de Al Qarabole, sesenta kilómetros al este de Trípoli, en Libia, y la desesperada operación de los guardacostas griegos y de embarcaciones privadas tratando de salvar ayer al sur de la isla de Creta a 700 inmigrantes -han rescatado a 340- del naufragio de un bote que buscaba las costas de Europa tras partir de Alejandría (Egipto) confirman que el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía únicamente ha alterado las rutas por las que refugiados e inmigrantes tratan de alcanzar la UE. Ambos dramas se unen a los tres naufragios que dejaron al menos 65 cadáveres en el mar de Sicilia la semana pasada, al vuelco del barco con 500 personas a bordo y a que, según Acnur, solo en los últimos días de mayo habrían fallecido 700 inmigrantes al intentar cruzar el Mediterráneo. Constatan, por lo tanto, que el cierre de la ruta de los Balcanes es un vano intento de frenar el flujo de refugiados, también el fracaso del traspaso por la UE del control de la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial a las autoridades turcas. De hecho, según la Organización Internacional para las Migraciones, lo único que habría conseguido la UE es que las mafias que se aprovechan del drama humano para hacer negocio con las vidas y desesperación de miles de personas hayan recuperado la vía del norte de África hacia Italia o, en su defecto, cambien los puertos turcos por los egipcios, tratando de evitar que las autoridades europeas empleen el acuerdo para devolver a los refugiados a Turquía. Y la prueba está en que en mayo solo entraron en Grecia 1.465 refugiados, menos de los que alcanzaban las costas griegas cada día antes del pacto entre Bruselas y Ankara mientras que llegaron a Europa por el Mediterráneo 205.509, más del doble que en el mismo periodo del año anterior, cuando el flujo de refugiados alcanzaba Grecia desde Turquía. También que las mafias encarezcan el precio y que el riesgo para los refugiados aumente, dado que las rutas son más largas y peligrosas: en lo que va de año, pero sobre todo desde la entrada en vigor del acuerdo el pasado 20 de marzo, en el Mediterráneo se han registrado ya 1.475 fallecidos. Europa, en definitiva, ha puesto 6.000 millones y su tradición humanista en manos de Erdogán pero no logra detener la ansiedad de los refugiados ni su rosario de muerte. Tampoco acallar su conciencia.