Cuando en un lugar se capta un olor desagradable, coloquialmente hablando diríamos que huele a muerto, todos los que por las fosas nasales lo perciben van tomando distancia hasta que se alejan definitivamente. A nadie le agrada un olor que incentiva el vómito. Es lo que parece suceder en el PSOE. Algunos de sus miembros, de cierta relevancia, están avanzando en dirección contraria a la procedencia del mal olor que parece albergar el interior de la casa socialista. Los recientes pasos dados por su secretario general, Pedro Sánchez, no parece que hayan generado un buen ambiente. Personas como la que fuera ministra con Zapatero, Carme Chacón, o como la polémica y destacada Irene Lozano, han optado por tomar distancia ante los próximos comicios electorales. Da la impresión que no auguran al PSOE un buen resultado electoral y prefieren desembarcar antes de que el barco se hunda. La cobardía y deslealtad mostrada por estas dos señoras es de los capítulos más miserable en la escena política que se han conocido. No cabe duda de que el señor Sánchez ha cometido grandes errores. El secretario general socialista ha demostrado que tal vez le falta camino por recorrer hasta afianzarse en el mundo de la política. Es posible que tenga que nadar muchos más metros en el océano político para poder estar a la altura de las circunstancias por las que acaba de pasar. Es posible que los métodos y proyectos para encumbrarse como presidente del Gobierno no hayan sido los correctos, pero su labor ha tenido un objetivo. Que el gobierno de España sea socialista. Es evidente que no ha dado con la llave para abrir la puerta de acceso a presidir el gobierno de España, pero eso no debería ser argumento para dejarle abandonado. Solo los cobardes, los miserables y los que perciben que ya no pueden sacar ningún rédito abandonan. A las ratas, cuando el barco parece hundirse, el instinto les indica que abandonen la embarcación.
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