todos hubiéramos deseado vivir en un mundo dominado por las ideas, ideas justas e ilustradas, bien pensadas e inteligentes pero hete aquí que nos ha tocado habitar un planeta en el que mandan mucho más los minerales que las ideas. Uno -que es de letras y aprobó la química de cuarto de Bachillerato copiando como un cosaco y amparado en un buen cargamento de chuletas en bolsillos y bocamangas- siempre despreció olímpicamente el mundo de los minerales pero no hay nada nuevo bajo el sol. Ya los conquistadores españoles arrasaron dos Américas -la del Centro y la del Sur- en busca de El Dorado hace más de cinco siglos y el rey de los belgas se cargó a los congoleños por millares buscando lo mismo hace más de un siglo. Las ideas no se pueden vender a peso pero los metales y minerales sí y -por este motivo- importan mucho más los unos que las otras además de que las ideas pueden ser revolucionarias, peligrosas y librepensadoras y los minerales -los pobres- no hablan y son más rentables.

El tantalio, el estaño, el wolframio y el oro están en la base de la violencia en el Congo porque son los cuatro minerales básicos para la telefonía móvil, el tantalio para las baterías, el estaño para las soldaduras, el wolframio para la vibración y el oro para el recubrimiento de cableados y -como ocurre siempre en este vida- un país pobre como el Congo es el que tiene más toneladas de los cuatro minerales y los países ricos siembran la discordia y la violencia, mantienen a guerrillas y contraguerrillas para mientras tanto y aplicando el viejo adagio de que a río revuelto, ganancia de pescadores, extraer la mayor cantidad de estos cuatro metales de las entrañas de la tierra congoleña a muy bajo precio. Lo está denunciando la fundación Alboan y si -hasta ahora- ya intuíamos que nuestra ropa y nuestros zapatos podrían provenir de situaciones de explotación humana en el tercer mundo, ahora también conocemos que nuestros móviles llevan sangre congoleña pegada a sus componentes minerales. Podemos concluir que -desde hace siglos- solamente hemos avanzado en la técnica porque la ética continúa tan ausente como cuando los conquistadores extremeños masacraban -a sangre y fuego- a los indígenas americanos en busca del codiciado oro. Yo no sé si existe una segunda oportunidad, es decir, si tendremos una reencarnación y se nos permitirá habitar este mundo por segunda vez pero -si esto es posible- me pido un mundo en el que manden las ideas, unas ideas éticas y justas aunque tuviéramos que utilizar unos móviles de hojalata. Si alguien quiere colaborar con Alboan en esta campaña puede hacerlo a través de www.tecnologialibredeconflicto.org/mujeres.