Se consideraban el partido más democrático del país. Tildaron a los demás como “la casta”. Si la referencia era por la unidad, la democratización, la aportación de ideas de opinión e, incluso, la económica de todos sus... ¿afiliados?, ¿colaboradores?, lo que sean, poco han tardado en ser como otro partido a los que ellos (o él, Pablo Iglesias), se referían como los partidos de la casta. Han fichado de forma unilateral a todo lo que se movía, es decir, con la opinión de Iglesias, Iglesias e Iglesias. En Euskadi, han tenido problemas desde la configuración de su órgano directivo hasta la configuración de las listas para diputados y munícipes. Ahora el que se va, es Roberto Uriarte, al que se le puede renombrar como El Breve, ya que ha durado unos ocho meses. Y se ha ido, por quererle imponer desde Madrid, a otro cabeza de lista distinto al que pretendían desde Euskadi. Creo que todos sabemos cuál es la filosofía de Podemos, con respecto a los pequeños Ayuntamientos, a las Diputaciones e incluso a derogar... o minimizar las autonomías, que por lo visto, no era lo que aceptaba la dirección de Euskadi. Mucha casta, mucha democracia, mucha crítica al resto de partidos, pero yo digo que para poder criticar a los demás, yo debería de dar ejemplo con mis actuaciones. No dudo de su honradez, pero no la acompañan con sus discursos y las actuaciones posteriores. Uriarte, argumentó que su partido ha crecido desde la dirección centralizada, algo que Iglesias quiso dejar bien claro desde sus comienzos, que sería un partido o movimiento asambleario y no dirigido desde una ejecutiva centralizada. Pero de lo prometido nada. Se han convertido en un partido más.
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