Finalizada hace ya unos días la vista oral en el juicio por el caso Estrobo, todavía me preguntó por qué motivo todos los medios de comunicación, prácticamente sin excepción, facilitaron los nombres completos de todos los imputados en el juicio. Desde el presidente de Bermeo Arraun Taldea hasta la enfermera del club, que simplemente cumplía las órdenes que le daban, pasando por el médico del club, recién llegado entonces a la institución, así como las farmacéuticas a quienes, supuestamente, se solicitaron los productos sospechosos. Comprendo que algunas de dichas personas puedan tener carácter de personajes públicos o ser suficientemente conocidos como para obviar sus nombres o citarlos simplemente con sus iniciales. Pero eso ocurre hasta con el más humilde de los delincuentes que se ve envuelto en algún asunto turbio y termina declarando delante de un juez. Es más, además de ser citado en los medios solo con sus iniciales, las imágenes que se publican de él siempre son por la espalda y, en caso de hacerlo de frente, su rostro es pixelado o sus ojos cubiertos artificialmente con una tira negra. Además, siempre es nombrado como supuesto. Prácticamente nada de esto ocurrió con los implicados en el supuesto caso de dopaje de los remeros de Urdaibai durante la temporada 2010. Varios de los imputados fueron declarados inocentes antes incluso de que acabara la vista oral. ¿Quién lavará ahora sus nombres? Y lo que es más sarcástico. Los medios hablaban del testigo protegido, cuando todo el mundo sabía que era un remero rumano que la temporada posterior a la de la supuesta trama pasó a bogar en Kaiku. Blanco y en botella. Para unos tanto y para otros tan poco.