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Los divorciados y el obispo Munilla

He leído sus duras declaraciones sobre los divorciados católicos que se han vuelto a casar por lo civil, a los que niega la posibilidad de ir a comulgar, porque sencillamente “viven en adulterio”, es decir, en pecado. No sé todavía las conclusiones finales a las que han llegado los 270 cardenales, obispos y religiosos en el Sínodo de la Familia celebrado en Roma, que terminó el pasado 24 de octubre. Entretanto, y con todos mis respetos, sigo pensando con la mayoría de teólogos católicos que no existen razones bíblicas, teológicas, históricas, pastorales o dogmáticas para impedir que todas estas personas divorciadas accedan a la Eucaristía, como los demás fieles, si así lo han decidido. Aunque cambiar la doctrina no fuera posible, hay que conjugar la verdad con la misericordia que sigue siendo el hilo conductor del mensaje de Jesucristo y, por suerte para la Iglesia, es el estilo evangélico del Papa Francisco. “Quien de vosotros esté limpio de pecado, que lance la primera piedra”?