DICE Rosa Díez que donde creyó tener amigos, había estómagos agradecidos, que hoy buscan el sol que más calienta. Lo que es admitir que UPyD es ya un sol frío al borde del colapso. Y el astro rey de estas semanas, Albert Rivera, abre sus candorosos brazos. “Dejad que los tránsfugas se acerquen a mí”, viene a decir en plena opa hostil a los cuadros ajenos. Acoger a gente tan basculante acabará retratando a Ciudadanos. Alguien se preguntará cómo un partido con ínfulas de izquierda se desangra hacia una proyecto como el de Rivera, de ADN nacional derechista. El populismo une. Y calienta.