EL dramático accidente del vuelo 9525 de Germanwings entre Barcelona y Dusseldorf, que costó la vida a 150 personas al estrellarse en los Alpes franceses por causas que están pendientes de investigación, ha vuelto a desatar el debate sobre la seguridad de las compañías aéreas denominadas low cost y a despertar dudas sobre determinados modelos de aviones y las exigencias de los estándares mínimos de aeronavegabilidad estipulados por las principales agencias internacionales y, entre ellas, la European Aviation Safety Agency (EASA).
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