El circo del PP
EN plena polémica, bien que interesadamente forzada, sobre el alcance, condiciones y límites de las ayudas sociales, concretamente de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), el mismo PP que airea denuncias gratuitas de fraude en las mismas retiró ayer en el Parlamento Vasco la moción en la que instaba al Gobierno vasco a constituir en el plazo de dos meses un servicio específico de inspección “para el control y el seguimiento de las prestaciones sociales”. Al tiempo, Arantza Quiroga confirmaba la asunción por el partido, adelantada un día antes por su secretaria general, Nerea Llanos, de la propuesta de Javier Maroto de plantear modificaciones en el acceso a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) a través de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) mediante la recogida de firmas de ciudadanos. Y lo hace cuando el mismo PP ha presentado en la comisión para modificar la ley sobre las ILP una propuesta que, como las del resto de los grupos, incluye la prohibición a los cargos electos del Parlamento Vasco de presentar una Iniciativa Legislativa Popular. Es decir, el PP denuncia, sin aportar pruebas, fraude en las ayudas sociales pero retira una propuesta parlamentaria de creación de un mecanismo de control de dicho fraude que, sin embargo, pretende impulsar por iniciativa popular pese a que aboga por impedir que las formaciones con representación parlamentaria puedan impulsar iniciativas populares. Un circo, que diría la propia Quiroga, una sucesión de contradicciones en lugar de un debate serio sobre las necesidades y posibilidades de un sistema, el vasco de prestaciones sociales, unánimemente alabado... con la ya citada interesada excepción del PP. En ese circo sin pista ha metido Javier Maroto -también el diputado general de Araba, Javier De Andrés, el primero en apoyarle- a su partido por un frívolo y posiblemente errado cálculo de opciones electorales ante el difícil horizonte que le auguran las encuestas. Quizás porque la sociedad vasca pretende avanzar y el PP cada vez se define más retrógrado. Harían mejor, también electoralmente y pese a lo dicho por Llanos y Quiroga, en no seguir azuzando, agitando, el peligroso avispero de las diferencias sociales, en dejar en el archivo de los desatinos la pretensión de la ILP para sacar el sistema de ayudas del debate electoral y tratar de mejorar el mismo en lugar de abogar, sin razón justificada, por recortarlo.