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Escocia cambiará Europa

El referéndum por el que la sociedad escocesa decidirá, más de trescientos años después, sobre su independencia es en sí mismo un triunfo y sea cual sea su resultado alterará la situación de las naciones sin Estado en la UE

EL referéndum en el que 4,28 millones de habitantes de Escocia (incluyendo más de medio millón de no nativos escoceses) eligen hoy entre la creación de un nuevo Estado o la permanencia de su nación dentro del Estado británico supone en sí mismo un triunfo para Escocia. Finalmente y por primera vez en más de trescientos años desde la firma en 1707 por las élites escocesa -forzada por la bancarrota del país- e inglesa de la Union Act, los escoceses pueden ejercer el derecho a decidir democráticamente por sí mismos sobre el estatus de su nación en el concierto internacional. Suceda lo que suceda a lo largo de la jornada electoral, en la que se espera una participación de en torno al 80% del censo frente al 60% de otras convocatorias, la asunción de dicho derecho por la ciudadanía escocesa y el reconocimiento del mismo por el gobierno y parlamento británicos, no tiene vuelta atrás y Escocia, gane el Sí a la independencia o gane el No, a partir de hoy no será la misma Escocia que ha sido hasta ayer. Ni lo será el Estado británico, cuyos principales partidos se han comprometido a negociar, ante el impulso independentista que mostraban las encuestas, nuevas concesiones al autogobierno escocés, recuperado solo en parte hace menos de dos décadas tras la Devolution de 1997 y la creación del Parlamento de Holyrood un año después. El cumplimiento de ese compromiso, sea cual sea hoy el resultado del referéndum, cambiará el futuro inmediato de Inglaterra y sus relaciones con las otras naciones (Gales e Irlanda del Norte) que contiene Gran Bretaña. Tampoco podrá ser lo mismo Europa, la Unión Europea, dado el precedente de la aceptación del ejercicio del derecho a decidir de una nación sin Estado dentro de la propia UE. El debate de su composición, de la admisión o la continuidad de Escocia es adyacente. Pese a las contenidas advertencias desde Bruselas y las interesadas y atronadoras amenazas de Madrid, Salmond aportó ayer la realidad: el 1% de la población de la UE cuenta con el 20% de los recursos pesqueros, el 25% de los recursos en energía renovable y el 60% de los recursos petrolíferos de la Unión. Si gana el Sí, quedará más de un año para acordar el modo de integración de una Escocia que no se declarará independiente hasta el 24 de marzo de 2016. Y ese otro proceso también cambiará Europa y el horizonte de las otras naciones sin Estado de la Unión Europea.