EN la agenda de la tan cacareada mejora de las instituciones que el Gobierno de Mariano Rajoy tiene previsto abordar para el final de la legislatura, con la reforma electoral como uno de los elementos centrales y, en su seno, la elección directa de los alcaldes que favorecería al PP en las próximas elecciones municipales de primavera, la medida, que implicaría la reforma de la ley de bases de régimen local y general, supondría una suerte de peaje precisado en un aumento de las alcaldías para las formaciones aber-tzales de la CAV. De aprobarse la reforma y, a tenor de la traslación de datos de las últimas elecciones europeas del 25 de mayo, este planteamiento traería un relanzamiento de las alcaldías de EH Bildu, que a pesar de entregar la makila en 18 ayuntamientos ganados en las anteriores municipales de 2011, asumiría el control de otros 44, más del doble de los que perdería. En este escenario, cabe destacar el cambio en algunos consistorios tan significativos como Eibar que pasaría de manos socialistas a la coalición de izquierdas y abertzale. Un aumento del poder específico municipal y su consiguiente blindaje en los consistorios que también beneficiaría a PNV que si bien, con la reforma perdería 18 ayuntamientos, alcanzaría el poder en un total de 27, entre ellos Gernika, Bermeo y Beasain (arrebatados a Bildu) o un tradicional bastión socialista como Portugalete. La medida, ya rechazada por la Asociación de Municipios Vascos (Eudel) y que supondría cambiar las reglas del juego a mitad de partido, abona mayor poder municipal para el PP en territorio alavés consiguiendo ocho nuevas alcaldías que, si bien apuntalarían la presencia en la CAV de los populares solo en Araba, anotaría cinco nuevas alcaldías para EH Bildu en el territorio. Una medida, que otorgaría las alcaldías a las listas más votadas, todavía pendiente de debate y pacto con el PSOE y sujeta a condicionantes como la orientación del voto en las distintas citas electorales. Con todo, mediando o no un ejercicio consciente por parte del PP de los resultados y efectos políticos en toda la CAV, el PP saldría beneficiado en un momento de previsiones de caída electoral pero a la vez apuntalaría a EH Bildu en el seno del poder municipal por un cambio de ley con caprichosos resultados colaterales de más alcaldías también para sus antagonistas políticos.