EL balance del último ejercicio del sector de automoción vasco, con un crecimiento del 5,2% en su facturación hasta alcanzar los 13.071 millones de euros, confirma que la industria que se configura como tradicional tractor de la economía de nuestro país ha sabido adaptarse y superar las consecuencias de la crisis permitiéndose incluso mantener los niveles de empleo (34.851 puestos de trabajo en la CAV). Las cifras son, además, contundentes por lo que suponen de adaptación a la globalización del mercado, habiendo sido esta quizás hasta más acusada en el mundo de la automoción. Tanto porque la mayor parte de la producción vasca, un 90%, más de once mil millones, se dedica a la exportación -supone nada menos que el 80% de las exportaciones de todo el sector en el Estado- como por el hecho de que ha logrado abrir mercados distintos a los tradicionales centroeuropeos. De hecho, las empresas vascas de automoción han conseguido implantarse con cierta solidez en los mercados emergentes, en los que aún se prevé un incremento de la demanda, lo que ofrece a su actual ritmo de crecimiento un horizonte optimista a medio plazo y otorga una base de confianza para el mantenimiento de las políticas de inversión, tanto industrial como en I+D, y de formación continuada que han sido claves en el buen posicionamiento del sector a nivel internacional. También ofrece, al mismo tiempo, un nuevo punto de apoyo para las previsiones que, desde la necesaria prudencia, señalan a un repunte de la economía vasca, ya en el segundo semestre de este año pero sobre todo a partir de 2015. En ese sentido, la automoción debería ser asimismo un ejemplo. Primero, porque confirma el acierto de la apuesta por la industria productiva, la industria real, como motor de la economía que se ha venido realizando desde las instituciones vascas, en consonancia con nuestra tradición industrial pero en contraste con una economía estatal fundamentada aún en el sector servicios. Y, segundo, porque sirve de guía para otros sectores industriales que todavía hoy soportan una crisis cuyas características y causas principales son semejantes a las que la automoción vasca, tomando el conjunto de sus trescientas empresas, ha logrado superar.