La conservación del euskera
En una charla informal con un grupo de ikasle maduros, un célebre lingüista alemán alababa a los que se dedican con entusiasmo a aprender una lengua tan difícil y con tan escasa difusión. Explicaba que la valoración habitual de nuestra sociedad moderna sobre el aprendizaje de lenguas se realiza siempre en términos de eficacia, por lo que los medios y el tiempo que se dedica y la rentabilidad que se obtiene es valorada por los no euskaldunes como un despilfarro. Elogiaba que sea una lengua de origen desconocido. Pero lo que no entendía es que se pretenda hacer del euskara una lengua de comunicación habitual entre los habitantes de Euskal Herria, pues ello requeriría, además, obligar a estudiar una lengua tan complicada y primitiva para expresar matices o sentimientos y adaptarla para ser vehículo para las relaciones habituales. Alguno de los ikasle se sintieron incómodos ante aquellas afirmaciones de una personalidad tan relevante en lenguas. Dice uno de ellos: "Quizá usted no haya considerado que al desear y decidir aprender esta lengua, estamos mostrando nuestro amor por ser la nuestra y porque la realidad es que la mayoría de los vascos, sean o no nacidos aquí, desean que sus hijos lo aprendan y que ellos mismos lo hubieran deseado, aunque quizá no tengan ni posibilidades, ni tiempo ni capacidad. Yo hablo inglés y alemán, además de castellano, claro, y en mi profesión tengo un cierto éxito, pero el sentimiento de tener que expresarme en una lengua que no es la original de mi patria y que no pude o no me dejaron estudiarla, esa satisfacción al esforzarme por aprenderla y utilizarla en mi vida cotidiana ahora, me supone una sensación maravillosa que está reservada solo a los que sentimos el patriotismo que es el amor a nuestra nación tan atacada y perseguida, pero nunca humillada porque la valoramos los que nos sentimos patriotas, sin tener en cuenta ni ideologías ni lugar de nacimiento". "Izan zirelako gara, eta garelako, izango dira".
Javier Orcajada. Bilbao