ETB en Nafarroa, la lógica normalidad
La decisión de la mayoría absoluta del Parlamento foral, incluidas las abstenciones de UPN y PP, de instar a la televisión vasca a digitalizar su señal debe poner fin al veto impuesto hasta ahora, una situación absurda y trasnochada
LA decisión del Parlamento navarro de instar a los responsables de EITB a digitalizar su señal para facilitar la captación por TDT en la comunidad foral debiera ser el final de una situación que ha elevado la política a las más altas cotas del absurdo en los últimos años. Más aún si se tiene en cuenta que la moción aprobada en el Cámara tiene el respaldo de la mayoría absoluta de sus miembros -Geroa Bai, impulsor del acuerdo, PSN, Bildu, Aralar e I-E-, y la abstención, cabe suponer que en positivo, de UPN y PP. Un hecho significativo desde el punto de vista político, porque posiblemente por primera vez en las numerosas veces que los parlamentarios navarros han debatido esta cuestión, el tema se ha situado en una situación de mínima normalidad social, sin enconos excesivos más allá de los reproches políticos derivados de la incomprensible situación dada a raíz de las trabas oficiales puestas a la captación de una señal de televisión con una programación cercana, tanto en sus contenidos como en sus protagonistas. Sin olvidar que tampoco existen impedimentos legales para ello, en una oferta digital en la que los navarros y navarras pueden ver a brujas, echadoras de cartas, imágenes porno o televisiones de todo el mundo con programas machistas y xenófobos, ajenos a su realidad social y cultural y con contenidos emitidos en sus lugares de origen hace 10 o 15 años. El empeño en dificultar el acceso a ETB -incluida la multa predemocrática a EA por intentar facilitar la señal-, ignorando que sus canales son seguidos por miles de ciudadanos, que no consumen ideología, sino programas de entretenimiento, retransmisiones deportivas o programas de actualidad, era absurdo y trasnochado. Y contrario incluso a la normativa europea, como señaló el último informe del Consejo de Europa sobre la situación del euskera en Nafarroa, que reclamó posibilitar el acceso a su programación. En la captación normalizada de ETB está en juego el derecho de los televidentes a que no se les prive de una programación próxima y a su libertad de elección, el respeto a la diversidad de la oferta como plasmación de la pluralidad de la sociedad navarra, y la utilización de los recursos públicos en función de los intereses generales. Quizá el paso dado en el Parlamento puede abrir la puerta a la progresiva normalización de otros viejos absurdos aún pendientes.