LA financiación del Gobierno vasco a la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea está sufriendo año tras año una disminución más que preocupante, nos atreveríamos a decir que dramática. Este año ha habido un nuevo recorte de 40 millones y desde el año 2010 la reducción ha sido de 90 millones. El presupuesto de la UPV/EHU ha retrocedido a niveles del año 2007. Esto se traduce en una reducción del 44% en el presupuesto de centros, departamentos y biblioteca. Así es imposible mantener la calidad y el nivel obtenido en el desempeño del servicio público, la docencia y la investigación. El riesgo de colapso comienza a ser una amenaza cierta.

La universidad pública es una institución estratégica para nuestro pueblo y como tal debe ser defendida desde los poderes públicos. Más aún en la situación en que nos encontramos. En estos momentos de dura crisis, ¿qué es lo último que recortaría una familia? A nadie se le ocurriría reducir la medicación del abuelo o la educación de la hija. Porque media medicación no cura ni alivia. Y reducir las horas y la calidad de la educación es reducir, cercenar, mutilar el futuro de nuestras hijas e hijos.

La UPV/EHU es la universidad pública de esta tierra. No fue algo caído del cielo. Hasta ayer mismo aquí sólo había universidades privadas: Deusto y Opus Dei. Recordemos que la UPV/EHU nació como tal en 1980. Antes de que la UPV/EHU naciera, el acceso a los estudios universitarios era algo poco menos que imposible para los hijos e hijas de las clases trabajadoras. "El hijo del obrero, a la universidad" se gritaba en la década de los 70. ¿Volveremos a oírlo en nuestras calles tres décadas después? El binomio reivindicativo se completaba con la necesidad de una universidad en, de y para Euskal Herria.

A un país con escasos recursos naturales, ¿qué le queda sino el deseo y la virtud de formarse, de mejorar, de ofrecer productos con valor añadido? ¿Cómo se consigue eso sin un buen sistema educativo, sin una sólida universidad pública?

La educación pública y de calidad es y será fundamental en la salida de la crisis. No será la única pieza. Pero será clave para evitar una generación perdida y comenzar a enfilar el camino hacia una sociedad más igualitaria y justa. Se han enterrado -y se sigue haciendo- millones de euros en infraestructuras que se han descubierto como no necesarias y/o abiertamente deficitarias. ¿Y no hay cuarenta millones para que la universidad pública pueda siquiera mantenerse en su nivel actual? Sostener una universidad pública de calidad sí es hacer país, muy por encima de otras iniciativas que hoy en día nuestros gobernantes consideran prioritarias.

El señor rector, en su discurso de inauguración del curso académico, habló en un apartado sobre la necesidad de captar fondos externos, donaciones. El señor rector dijo muchas cosas más, pero en algunos sectores se ha hecho especial hincapié en este tema: financiación privada para la universidad pública.

Abrir el debate y las puertas a formas de financiación privada sin haber resuelto la financiación desde los poderes públicos es hacer una peligrosa trampa. El mensaje no es "la Universidad necesita donaciones porque la financiación pública es insuficiente" como decía un titular. El mensaje es que los poderes públicos deben garantizar una financiación suficiente y estable que garantice la autonomía universitaria, en toda la extensión de la palabra. Esa es la base para que la UPV/EHU sea lo que queremos: una universidad pública al servicio del país, de sus gentes, que busque y logre la excelencia en todos los ámbitos, el docente, el investigador y en su quehacer ético-social, comprometida con toda la sociedad, no solo con el ámbito empresarial.

Los trabajadores y trabajadoras de la UPV/EHU no somos ajenos al contexto en el que vivimos. Nos indignamos ante las manifiestas injusticias y abusos de quienes poseen el poder y el dinero. Hemos sufrido directamente los mordiscos de la crisis: descenso salarial en 2010 y su consiguiente congelación salarial desde entonces, nueva reducción del sueldo en 2012 al suprimirse la paga extra de diciembre. Además, la reducción en un 44% de los presupuestos destinados a centros, biblioteca y departamentos de este año está generando problemas que debemos solventar los propios trabajadores y trabajadoras para que la institución no se resienta.

Pero no es solo que el sueldo disminuya y la carga de trabajo aumente. El personal contratado para tareas de apoyo a la investigación, el personal de administración, el personal docente e investigador, están padeciendo horarios y salarios indignos de una institución como la universidad pública. Cualquier recorte adicional va a empeorar ostensiblemente las condiciones para impartir docencia e investigar y pondrá en peligro nuestros puestos de trabajo, especialmente los de las personas que tienen una situación más precaria en esta universidad.

No estamos dispuestos a que se traspase ese límite. Si eso sucede peligrará la paz social en la UPV/EHU. La defensa de la universidad pública pide actuar con responsabilidad. Pero si desde los poderes públicos no corrigen esta situación, los trabajadores y trabajadoras de la UPV/EHU no vacilaremos en luchar como hasta ahora contra los recortes y en defensa de los puestos de trabajo y de un salario digno, no solo en la calle sino también en los campus.