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El legado de Gesto

Año y medio después del cese de ETA, la organización pacifista Gesto por la Paz celebró ayer su último acto tras 28 años en los que ha marcado un hito en la movilización y concienciación ciudadana y en la deslegitimación social de la violencia

LA Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria celebró ayer en Bilbao su último acto público, una concentración celebrada en el mismo lugar donde naciera -la Plaza Circular- y organizada a modo de despedida de la que ha sido su actividad durante los últimos 28 años. Fue el último gesto de una organización que ha sido clave en la movilización ciudadana y en la concienciación social en pro de la deslegitimación de la violencia y, en consecuencia, en favor de la paz y la convivencia. Con buen criterio, Gesto decidió en su última asamblea disolverse "en la sociedad" de la que nació, después de prácticamente año y medio desde que ETA declarara el fin de su actividad armada. El surgimiento de Gesto por la Paz en 1985 fue para muchos ciudadanos, organizaciones y partidos políticos un hecho en cierta medida desconcertante y fue recibido entre la cautela y el recelo. Nacido de la iniciativa ciudadana más genuina, sus primeras concentraciones, silenciosas y apartidistas, convocadas tras cualquier muerte violenta que pudiera encuadrarse dentro del denominado conflicto -es decir, causadas por ETA, los GAL o la extrema derecha, las fuerzas de seguridad e incluso terroristas fallecidos por su propia acción- causaron extrañeza, por su oportunidad, pluralidad y alejamiento partidario e institucional. Si bien es cierto que el número de participantes en estos gestos era inicialmente escasísimo y posteriormente fluctuó en virtud del impacto que cada víctima hubiera causado en el seno de la sociedad, también lo es que Gesto mantuvo -y lo ha hecho hasta el final- un único criterio: el rechazo absoluto a todo tipo de violencia y la defensa de los derechos humanos y los principios democráticos. En su despedida, es justo reconocer que Gesto por la Paz ha marcado un hito en la movilización civil contra la violencia en Euskadi. Es imposible entender el cambio de actitud social y la deslegitimación del uso de las armas que ha anidado en la sociedad vasca sin la contribución, dura, coherente e imprescindible, de esta organización. Ese es su legado, el haber servido a la ciudadanía vasca como referente, como asidero para mostrar su rechazo a la violencia. Con el objetivo cumplido, Gesto por la Paz vuelve a su seno, a la sociedad. Pero su ejemplo pervivirá en la conciencia colectiva.