Primero Aznar y ahora Garzón. Es curioso que quienes contribuyeron eficazmente a que España sea una monarquía bananera sean los mismos que se postulan como salvapatrias. Aznar saca pecho de una bonanza económica levantada sobre cimientos tan frágiles que asistimos irremediablemente a su desmoronamiento. Por no hablar de la corrupción, claro. Y el juez, pues tiene días. Manejaba la ley a mayor gloria de su desmedido ego. Y si coincidía con la justicia, bien; y si no, también.
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