'Espíritu Bridgestone'
Menudo eslogan para comenzar a contar esta historia, espíritu Bridgestone, una multinacional con 80 años de andadura en la que el potencial humano es su principal arma.
Eso nos habían contado a mediados del año 2007 cuando mi marido después de pasar un duro proceso de selección empezó a trabajar como operario en la planta de Basauri.
Pero todo esto se ha truncado y de qué manera, cuando después de varios expedientes de suspensión el día 31 de diciembre somos víctimas de un ERE de extinción junto a otros 177 trabajadores de un total de 327 despidos en las tres plantas de Bridgestone España, y digo víctimas porque esto ha sido, vulgarmente hablando, un cachondeo.
Han jugado sucio con los trabajadores y han sido moneda de cambio entre los sindicatos mayoritarios de la empresa (CC.OO. y UGT) y la dirección de la misma.
A mi marido (una persona trabajadora y responsable) le han despedido por el punto tres del ERE de extinción que alude literalmente a una menor antigüedad que los demás empleados de la planta de Basauri.
Hasta ahí todo es correcto y comprensible hasta que te encuentras con la lista de turnos de los trabajadores para el año 2013 en la que aparecen 38 personas que llevan mucho menos tiempo en la empresa que mi marido.
Entiendo desde mi escaso conocimiento en jurisdicción social que este y otros despidos efectuados en la planta de Basauri deberían ser declarados nulos.
¿Qué ha pasado señores sindicalistas? ¿Cómo nos explican esto?
Yo, como parte afectada, necesito una explicación, es más, la exijo.
¿Qué está pasando en este país? ¿Se siguen haciendo favores? por Dios, quisiera creer que no, que una fuerza sindical no puede hacer esto. En su lema presumen de ser sindicatos que "pretenden representar y defender de forma adecuada los intereses del mundo asalariado", de "actuar de forma independiente de los poderes económicos y así conseguir una sociedad más justa, democrática y participativa".
Así no señores, así no se construye nada, así nos cargamos la democracia de este país.
Espíritu Bridgestone, me dan ganas de llorar, maldito espíritu.
María Oliva