Señor Josu Montalbán:

Le escribo en relación a su artículo Ganó la chusma, sobre las recientes elecciones presidenciales en Venezuela. No tengo intención de polemizar con usted; pero no puedo evitar pedirle mayor tino para administrar su ironía cuando se refiera a la gente de Venezuela, o de cualquier otro sitio.

Ya sé que usted me dirá que fue su amigo hispano-venezolano quien profirió el insulto y que su intención no era secundarlo; pero, por lo que cuenta, usted no le paró los pies sino que "asumió su conclusión"… Por muchos años que haya vivido en el país, es intolerable que un hispano-venezolano insulte de ese modo a media nación; es injustificable que alguien "asuma su conclusión"; y es del todo inadecuado transformarlo en titular de un artículo de opinión. Créame que son numerosos los lectores (vasco-venezolanos) que no siguen el sinuoso sendero de su ironía.

Habiendo vivido más de veinte años en Venezuela nunca oí a ningún adeco ni copeyano referirse a sus adversarios con una expresión tan insultante y despectiva. Mucho menos verlo escrito en prensa. Seguramente su amigo hispano-venezolano tampoco lo oyó y bien se cuidaría de decirlo allí.

De todos modos, tengo que reconocer que detrás del inadecuado título se esconde una habilidad sibilina: la de levantar una cortina de humo que distrae la atención del gato que pasa por liebre. Me refiero a la conclusión que el artículo intenta que asumamos los lectores: que el socialismo del siglo XXI "tiene corazón e impulso".

En realidad, lo único indiscutible es que el socialismo del siglo XXI tiene dólares para comprar gobiernos, opinadores y millones de votantes... Otra cosa indiscutible es que a las izquierdas europeas les seducen las revoluciones siempre que se impongan a siete mil kilómetros de distancia.