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Pasado y presente

Creo que la señora Cospedal se equivoca de época y de planteamiento con sus manifestaciones incendiarias tachando una concentración pacífica de delito. No es lo mismo un intento de golpe de Estado dentro del hemiciclo, como ocurrió el 23-F en el año 1981, que una concentración de protesta contra los usurpadores del poder y el negocio político fuera del mismo, el 25-S de 2012.

En el primero lo hicieron (sin éxito) sus antepasados políticos, con los que, seguramente, de haber triunfado, estarían muy a gusto la mayoría, sobre todo, el ala derecha de la gaviota. Parece que quieren evocar el pasado en el presente.

El segundo no deja de ser una protesta democrática contra el hartazgo que sienten la mayoría de los ciudadanos por la inutilidad que están demostrando los políticos a la hora de resolver el trabajo y el bienestar de la población (que no la de ellos), tal y como está recogido en la sacra Constitución española. Una concentración pacífica y sin resistencia en principio, que ellos se encargaron de repeler con dureza, con saña, recordando tiempos pasados antidemocráticos, como al PP le gusta.

En vez de estrujar, cada vez más, a trabajadores, jubilados y destruir el bienestar social, deberían de preocuparse por reducir drásticamente el número de políticos, en eliminar el inútil Senado y reducir los gastos fastuosos en salarios, dietas, asesores, directores... Eso sí que lo aprobarían los ciudadanos y rebajarían su cabreo. Pero no, ahí no mueven ficha.