Patxi López ha estado uniendo en su era constitucionalista la marca España a Euskadi, desarmando sus instituciones y fiscalidad propias. Hoy se distancia de esa marca que ni siquiera le sirve a tan insigne español. También, muchas comerciales lo desdeñan por debilidad, lastre y vergüenza de su desprestigiada marca.

Tradicionalmente y durante siglos, los españoles renegaron de los trabajos a los que consideraban oficios deshonrosos, en su afán de nobleza y así se encontró atrasado en la industrialización, con mano de obra barata, sin idiomas, ni preparación, ni perspectivas, resultando con estereotipos como: pereza o desapego al trabajo, herencia latina y africana; la gran siesta, que como me sugirieron dos amigos españoles que para que tenga ese digno nombre debiera ser como mínimo de dos horas, con pijama y orinal; las fiestas, puentes y acueductos; el cachondeo de regodearse de lo bien que se pasa en España de jarana. Sin credibilidad, ni dinamismo, ni laboriosidad y sin rumbo y con: parsimonia y lentitud, lastre e ineficacia, miseria, mal resultado y falta de seriedad, es decir, frivolidad; falta de respeto, falsos, mentirosos, granujas, chapuceros, sin palabra, falta de puntualidad. Resultado: gastos superfluos (ejemplo: Patxi López), amiguismo, enchufes, chollos, bodorrios, etc.

De todo ello se deriva lo que trajo el turismo, toros y recalificaciones urbanísticas desde los tiempos de Franco con sus ministros del Opus y Fraga, que descubrieron, al igual que los gobiernos sucesivos, los pelotazos al por mayor de millones de pesetas y euros, dinero sin ética y obsceno, etc. Corporativismo de los mismos en taparse mutuamente como está a la vista en Bankia, con pleno de partidos, sindicatos y diversas administraciones pringadas a tope a costa del erario público, de ahí la quiebra de confianza en el exterior, en mercados, la prima de riesgo a límite y las calificaciones rozando el crédito basura.

En tiempos de El Lute (que él me perdone por recordarlo), por robar una gallina para sustentar a sus hijos y sus fugas se llevó una fama inmerecida y muchos años de cárcel, mientras hoy, el choriceo de guante blanco se llevan millones de euros legalmente.

La mentira española, que achacábamos a Grecia y ahora todos los europeos la conocen con el asunto Bankia, de haberlo administrado tarde y muy mal, con la rebaja de dos escalones del rating de Fich rozando la basura, con el reproche del BCE de Mario Draghi a Rajoy y las Bolsas al borde del abismo.