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Oñacinos y gamboinos

SEMANA interminable esta que precede a mañana, domingo, el de las elecciones... Al caos de esa crisis económica omnipresente se añade el desbarajuste de una campaña electoral que intenta explotar el estado de ánimo de una ciudadanía más que propensa a un fenómeno de histeria colectiva...

Una vez más, con la singularidad del comportamiento del pueblo vasco, que parece contemplar con serenidad la crisis económica y con preocupación afectuosa, el futuro de la nación. El de la nuestra. Con su cultura y, por tanto, con sus derechos políticos.

La irrupción de la izquierda abertzale en el quehacer democrático ha provocado un revolcón radical en el panorama vasco, ofreciendo por fin a nuestro electorado un espectro completo de posibilidades de opción. El vasco por un lado, abertzale todo él, y como tal, exigiendo de forma absoluta el derecho de autodeterminación. Con una izquierda variopinta, que parece extenderse desde una social-democracia sensata hasta un socialismo con algo de utópico y unos brotes de marxismo más bien anacrónicos. Y, cómo no, con un centroderecha -o será con una democracia cristiana, algo que algún día sabremos-, en una palabra, el PNV, que desde hace más de un siglo sigue siendo la piedra angular de las defensas de este pueblo.

Y en la otra vertiente, la pareja española, con ese PSOE que bien podría terminar en PSE, que no es lo mismo, y con ese PP manifiestamente incorregible.

El éxito de Bildu en las últimas elecciones municipales se ha debido probablemente a una travesía del desierto larga, penosa en muchos aspectos, que han sabido llevar con dignidad, aprovechando el tiempo para autopromocionarse. Un premio al sufrimiento y a una buena dosis de capacidad para ilusionar a la gente.

Paradójicamente, al PNV le han podido perjudicar tantos años de buena gestión, limpia y eficaz y, como tal, inevitablemente monótona. Parece evidente que el partido tendrá que salpimentar sus actuaciones con ese soplo épico, con esa espiritualidad que son los suyos, esforzándose en llegar con fuerza al corazón de las gentes. Que, como está escrito, no solo de pan vive el hombre.

Lo mejor que podemos desear a Amaiur-Bildu sería que terminen aburriendo a las gentes a fuerza de hacer las cosas bien. Para ellos ha terminado el tiempo de las soflamas y empieza el de los resultados. Han entrado en el juego de las alternancias. Vencedores hoy, vencidos mañana. Bildu presume de ser una fuerza con mucha juventud. La nuestra es de las que construyen en silencio y pasa desapercibida... Los futuros ejecutivos de la nación.

Con todo, hay que recordar que la edad no se mide con los años sino con el voltaje de las energías de cada cual. Un campo en el que resulta difícil superar a nuestro partido. El comunicado de ETA anunciando su renuncia a la violencia, cumpliendo así con las recomendaciones del capítulo 1 de la Conferencia de Aiete, ha conmocionado al país. Unos han brindado con champagne francés y otros con txakoli, no se sabe si el de Bakio o el de Getaria, probablemente con un optimismo prematuro. Que queda al aire la negociación preconizada en el capítulo 2 sin el cual el capítulo 1 no tendría sentido para ETA.

Situación, más que confusa, tensa, bloqueada, que si para los de un lado resulta difícil -casi imposible en el contexto actual- ceder, tampoco los de enfrente pueden dejar de exigir. Si, de una forma o de otra, vuelven a las andadas, desastre para los de Amaiur, con la ilegalización a la vista... Y, si no vuelven, traspié para los de Madrid, que han utilizado de forma indecente los crímenes de ETA para exacerbar el nacionalismo español, calumniar al pueblo vasco y explotar el dolor de las víctimas.

En otro contexto, todas las encuestas confirman un triunfo del PP. Cabe preguntarse qué diablos ven los españoles en el sr. Rajoy, que no tuviera ya el sr. Zapatero o por qué parecen creer que donde metió la pata el uno no la meterá también el otro... Liquidar al sr. Zapatero equivale a un acto de desesperación más que de razón. Y optar en masa por el sr. Rajoy, a un agarrarse a ciegas a un clavo ardiendo.

Con todo, mayoría absoluta del PP en Madrid y la sombra de Aznar planeando sobre todos ellos. Horror y terror, seísmo político. Sin olvidar que siempre hay mayoría absoluta en las Cortes de Madrid... contra nosotros.

Ese pacto PSOE-PP, enemigos mortales en su tierra y hermanos en Cristo en Euskadi, ese parto de los montes que nos ha valido la calamidad del sr. López. Tenemos que batallar todos para conseguir mayorías absolutas abertzales en Euskalerria, que ahí está la clave de todo.

Es previsible que seguiremos siendo Oñaz o Gramunt los unos y Ganbo o Beaumont los otros, como lo hemos sido siempre, y esperemos que simplemente patriotas cuando lo que esté en juego lo exija. Que tal y como están las cosas y tal y como somos, más que temer a Madrid, deberíamos temernos a nosotros mismos..