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La ineficacia del 'cortijo' de Lanbide

La desastrosa gestión y el caos organizativo del Servicio Vasco de Empleo son el ejemplo de cómo un buen trabajo como fue la transferencia de las políticas activas lograda por el PNV puede inutilizar un instrumento básico contra el paro

LOS últimos datos del paro, espeluznantes tanto en el Estado español donde roza la cifra récord de cinco millones de personas sin empleo como en Euskadi donde se supera ya el 12% y es una de las comunidades con peores datos en el último año, son lo suficientemente preocupantes como para analizar de forma rigurosa sus causas y, sobre todo, poner todos los medios para reducir unas cifras tan dramáticas. No basta, como están haciendo las administraciones española y vasca -dirigidas ambas por socialistas-, con echar la culpa de la situación a la "crisis global" que amenaza a todos los países europeos. Además, hay que activar políticas que generen actividad económica y fomenten el empleo. Por ello, fueron muchos los que acogieron con gran satisfacción y esperanza la transferencia a Euskadi de la competencia de políticas activas de empleo, arrancada después de décadas de reivindicación permanente gracias a la labor y capacidad negociadora del PNV en Madrid. Tal es así que, tal y como refleja el sondeo de CIES para DEIA publicado ayer, los vascos valoran de forma muy positiva la gestión llevada a cabo por el Grupo Vasco en las Cortes Generales y, en especial, el paquete de tansferencias logradas. Incluso los votantes de PSE, PP y Amaiur aprueban y celebran las nuevas competencias. Sin embargo, cuando está a punto de cumplirse el primer año de la asunción de las políticas de empleo, el panorama es desalentador. El Servicio Vasco de Empleo Lanbide, la gran herramienta con la que cuenta la Administración vasca para luchar contra el paro, se encuentra en una situación lamentable, víctima del caos organizativo, de una gestión desastrosa y de un descontento creciente en la plantilla. Una cuestión especialmente grave cuando se trata de un instrumento básico, esencial frente al desempleo. Es el ejemplo palmario de cómo un buen trabajo realizado en un ámbito -el histórico logro de la transferencia- puede ser desastrosamente gestionado hasta perder su propia esencia. Y, lo que es peor, su capacidad de respuesta ante una demanda social ineludible, como es la lucha contra el desempleo. Ante este panorama, el futuro se presenta aún con mayores nubarrones, ya que a partir del próximo año Lanbide gestionará también la Renta de Garantía de Ingresos, lo que puede terminar por colapsar completamente el servicio. El pasado viernes, la consejera de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno vasco, Gemma Zabaleta, aseguró durante su discurso en el Fórum Europa ante un nutrido auditorio en el que destacaban numerosos empresarios que Lanbide es en estos momentos "la mayor revolución en la que estamos inmersos". Quizá no le falte razón. De hecho, los sindicatos que no han buscado cobijo a la sombra del poder denominan a Lanbide "el cortijo". Toda una revolución y un ejemplo de lo que nunca debe hacerse.