Diferentes prioridades de gobierno
El contraste entre los proyectos de presupuestos de la Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco en acción social, inversión pública o gasto propio retratan el carácter dispar de los ejecutivos, pero también su afinidad con la sociedad que gobiernan
SI algo define y caracteriza a un gobierno, por encima de ideologías, acuerdos y programas, son sus presupuestos. En las cuentas de cualquier institución, a través de sus números, se materializa el espíritu, la ideología práctica -no la retórica- de quien o quienes la dirigen, sus prioridades, ambiciones y hasta la mayor o menor cercanía o distancia respecto de las necesidades y preocupaciones de la sociedad que gobiernan. Lógicamente, ejecutivos de signo político diverso deben diferir en sus prioridades y, por tanto, en sus presupuestos a pesar de que las distancias en cuanto a la ideología práctica entre las formaciones políticas y sus inquietudes sociales, la tradicional división entre izquierda y derecha si se quiere, se han ido difuminando en la mayoría de los países desarrollados hasta prácticamente desaparecer, de manera especialmente notoria desde que se desató la crisis global hace tres años. Con esas premisas, si la diferencia en los presupuestos de dos instituciones que rigen los destinos de una misma sociedad, o de sociedades de características similares por no decir idénticas, radica no ya en el matiz ideológico sino en el ámbito de las principales necesidades que dicha sociedad presenta; uno de los dos gobiernos incumple sus obligaciones, ya sea por error de concepto o impericia en la gestión. Es lo que se deduce, de momento, de comparar las líneas generales de los proyectos de presupuestos de la Diputación Foral de Bizkaia, que lidera José Luis Bilbao, y el Gobierno vasco, que preside Patxi López y la respectiva incidencia en la sociedad. Así, mientras el ente foral reduce su presupuesto un -1,7% -un -3,3% en la realidad de la disponibilidad departamental- pero aumenta un +0,5% su apuesta por la Acción Social (uno de cada dos millones se dedican a este ámbito); el Gobierno vasco reduce su presupuesto un -1% pero recorta un -7% todas las prestaciones sociales, desde la Renta de Garantía de Ingresos a las ayudas por vivienda o hijo. Mientras la Diputación de Bizkaia también elude trasladar la reducción presupuestaria a la inversión pública, verdadero tractor de la economía en tiempos de crisis como los actuales, y dedicará a la misma algo más que hace un año (+0,8%); el proyecto de presupuestos presentado por el Gobierno vasco reducirá su inversión en un -2,1% (-9,1% si se descuenta la 'Y' vasca). Mientras Bizkaia reduce un -5,3% el presupuesto de gestión propia, reduce el número de altos cargos y anuncia su intención de consensuar ajustes de plantilla; Lakua aumenta sus gastos de personal hasta un +1,9%. Y aunque no se puede negar, cierto es, que las competencias y ámbitos de actuación también difieren; los números de los dos proyectos presupuestarios sí retratan el espíritu, ideología práctica -no la retórica-, prioridades, ambiciones y afinidad de ambos gobiernos respecto de las necesidades y preocupaciones de la ciudadanía.