QUIZÁ la obra más conocida de Richard Caton Woodville, el más prolífico y afamado pintor de escenas bélicas, sea La Carga de la Brigada Ligera. Reproduce el ataque de la caballería británica (dragones, lanceros y húsares) sobre las posiciones rusas en la batalla de Balaklava, y el nombre no es broma, durante la Guerra de Crimea. Aquella carga fue comandada por James Brudenell, Earl (conde) de Cardigan, quien había sido miembro de la cámara de los Lores ya a los 21 años y utilizó la enorme fortuna heredada de su padre para comprar los rangos que su capacidad no habría alcanzado en el ejército: fue teniente, capitán, mayor, teniente coronel y comandante de un regimiento de húsares -en solo cinco años. Cuentan las crónicas que los oficiales rusos, cuando repelieron tan descabellado ataque lo hicieron convencidos de que Lord Cardigan (a quien luego se acusó de haber vuelto grupas abandonando a sus hombres) y los jinetes británicos estaban completamente ebrios. Ni el cuadro de Caton Woodville, ni la poesía de idéntico título de Alfred Tennyson -"...aunque los soldados supieran que era un desatino / no estaban allí para replicar /no estaban allí para razonar / no estaban sino para vencer o morir..."- ni bastante después Errol Flynn y David Niven en la película del mismo nombre han conseguido cambiar la realidad: Lord Cardigan, quien al volver a Londres trató de culpar a la mala información recibida, dirigió uno de los mayores desastres de la historia militar... que aún hoy se pone de ejemplo en las academias como lo que nunca se debió hacer.

Entre aquel 25 de octubre de 1854 en Crimea y lo sucedido hasta hoy, 22 de octubre de 2011 en Euskadi, a poco que se piense, no hay tanta diferencia. Tampoco entre lo que pintó Richard Caton Woodville, quien por cierto fue cronista de conflictos bélicos antes de dedicarse al pincel, y lo que pintan hoy periodistas que cargan sobre el papel con el atrevido (y al mismo tiempo cobarde), inconsciente y peligroso desconocimiento con que los húsares siguieron al conde de Cardigan. Me refiero a la carga de la palabrería ligera que determinada prensa hispana ha lanzado antes y después de Aiete... y de ETA.

La Razón de Paco Marhuenda. Ha hecho un auténtico esfuerzo de imaginación y lanzado humo y llamas por sus páginas. El martes, al día siguiente de la Conferencia, abría edición a todo trapo: "17-O el día de la infamia", editorializaba "De farsa a burla" que "La 'Conferencia de Paz' ha respaldado la hoja de ruta de ETA y ha humillado a las víctimas" y calificaba a las personalidad internacionales de "estrellas de Hollywood". En páginas interiores, Martín Prieto, en "Pasarela Donostia", daba mandobles de pluma a diestro y siniestro: "Metetes y huelebraguetas remunerados se han reunido en San Sebastián a ver qué pescan (...) Hay de todo, desde el corrompido filialmente Annan a Eguiguren, el gran socialista que mide las costillas a las mujeres con el palo de la escoba". No acaba ahí. El miércoles, por mantener la versión original subtitulada, decía a toda portada: "Burla batasuna para el 20-N: Amaiuir es el nombre de tres comandos de ETA". Lo firmaba, cómo no, el 'etólogo' J. M. Zuloaga. El jueves, "ETA enmarca su 'disolución' en el diálogo secreto con el PSOE". Ayer, el día después, Marhuenda miraba ya a su retaguardia - "Necesario pero no suficiente", rezaba el editorial y "ETA cesa su actividad sin entregar las armas", decía su titular principal- por ver si los dragones tenían aún el apoyo de los lanceros. (Por cierto, Alfonso Ussía, sí, él; dedicaba su artículo a la niña de Sarkozy).

El Mundo de Pedro J., en realidad de Unidad Editorial, estaba ahí, tras La Razón de Audiovisual Española y los suyos. "El festival de San Sebastián" había titulado la información sobre la conferencia en primer página el martes. El editorial era aún más claro, quizás creyéndose aún a tiempo de tornar las cañas en lanzas: "Una pantomima a la medida de ETA, con el PSOE como tonto útil". Dentro, Luis María Ansón hacía la pelota a quien le paga (aún) citando su libro: "La forma más segura de apaciguar a la fiera es dejarse devorar por ella" y a Victoria Prego no le importaba "nada la buena o mala voluntad que haya podido mover a estos señores a venir a España para, dicen ellos, alcanzar la paz. Lo que importa es lo que han dicho". Su querídisimo Raúl del Pozo hilaba más fino en la contra: "A veces la paz hay que firmarla con rufianes que saludan desde el balcón entre los cómplices de los asesinos (...) Las acusaciones de traición, ignominia, claudicación, infamia, venganza, estafa y mentira pueden ser justas, pero esto no es la Biblia: vida por vida, ojo por ojo, herida por herida, golpe por golpe". Y claro, ayer, el día después, Pedro J. se veía obligado a tirar de corneta llamando a los suyos a reagruparse. El tararí sonaba como Arcadi Espada ("Último tiro en la nuca"), Federico Jiménez Losantos, ("Lo de siempre": ..."matan y cobran, matan y corrompen, matan y amortizan, matan y chantajean, matan y van a misa... La ETA no ha cambiado") y Santiago González ("Hay en Euskadi unos 300 asesinos sin clasificar y sin purgar pena por ello, esperando a ser el día de mañana concejales, alcaldes, diputados..."). Daba la nota en portada -"ETA alardea de sus asesinatos y emplaza al gobierno a negociar"-mientras el editorial contemplaba asombrado a Lord Cardigan volver grupas: "Sorprende la reacción de Rajoy de celebrar el comunicado de ETA asegurando que se ha producido 'sin ningún tipo de concesión política'. Sus palabras deslegitiman todo el discurso pevio del PP..." (Por cierto, la niña, es decir, la hermana de Pedro J., Montse Ramírez, trota en la dirección de Rajoy, creo: "Tiempo de esperanza", decía su artículo).

Pero Vocento, tercer cuerpo de la palabrería acorazada, no lo debe tener tan claro. En Donostia, El Diario Vasco de José Gabriel Mujika dice lo propio -", 20.10.11. Un día para la esperanza. FIN. ETA anuncia el cese de la violencia"- y en Bilbao, El Correo Español no lo dice: "20 de octubre de 2011, un día para la historia ¡Por fin! ETA anuncia el final de la violencia". ¿Matices? ABC, que también es Vocento, tanto que la radio de Vocento ya es ABC-Punto Radio, no matiza: "ETA ni se disuelve ni entrega las armas" titulaba ayer para editorializar: "Pasar del terrorismo activo a la tutela amenazante de una organización terrorista, con sus arsenales escondidos, no es la paz que se merece España". Ya antes, respecto a la conferencia, El Correo Español quiso parecer aséptico en Bilbao -"La Conferencia pide a ETA el definitivo cese de la violencia y sugiere una mesa poltica"- si es que en Bilbao y sobre la paz ser aséptico es ser aséptico. Pero es que además no lo era. Bastaba leer a José Luis Zubizarreta el recordatorio comparativo: "...estoy seguro de que a cualquier ciudadano vasco que haya leído los puntos 8, 9 y 10 del Acuerdo de Ajuria Enea casi todo lo que ayer nos recomendaron los invitados internacionales le habrá sonado a sabido y malamente interpretado". Zubizarreta debe saberlo porque él, aunque entonces opinara diferente, estaba allí el 12 de enero de 1988, cuando hasta AP firmó el acuerdo. ¿Aséptico El Correo Español con ese adjetivo en el nombre? Eso sí, la vanguardia ideológica se la han dejado, durante toda la semana y en cualquier caso, a ABC: "Al servicio de ETA" (titular de portada del martes), "A la medida de ETA" (editorial), "Los mediadores compran la 'paz' que vende ETA" (páginas interiores), "La paz terrorista de la izquierda" (Edurne Uriarte), "La traición entrará en los anales de la infamia con nombres como Quisling o Petain. Aliado con los nazis contra la patria" (Hermann Tertsch), "Ni el País Vasco es Irlanda ni ETA está derrotada ni hay atajos para la paz" (José Mª Carrascal)... Así hasta la traca: "El caché de los mediadores" (Ramón Pérez Maura, el mismo día que Paul Ríos negaba cualquier pago). Y, ya ayer, la información de I. Reyero y J. Pagola, tan dudosa como la que dijo Lord Cardigan haber recibido para ordenar la carga, apuntaba: "Lo que ETA calla: 1. No se disuelve 2. No entrega las armas 3. No pide perdón" y daba las "Claves para asimilar el doble lenguaje del comunicado". Los artículos de Carrascal, Tertsch, Uriarte o Carlos Herrera ("De Gadafi a ETA") eran más de lo mismo, prietas las filas como los soldados del poema de Tennyson, quienes aunque "supieran que era un desatino / no estaban allí para razonar...". (Por cierto, La carga de la brigada ligera, el cuadro de Caton Woodville, cuelga hoy en una pared de un Palacio Real al que se encaminará Rajoy en noviembre. Y no es precisamente Buckingham.