DEFINITIVAMENTE, algo se mueve en la izquierda abertzale. Tras controlar sin urgencias la gestión de los tiempos del denominado proceso de paz hasta agosto, la necesidad electoral o las dudas sobre lo que tras las elecciones y la más que probable victoria de Mariano Rajoy pudiera ocurrir, han desatado prisas en sus dirigentes. La IA tenía muy claro que uno de los elementos que podría convencer a Zapatero para que agotase la legislatura era un gesto inequívoco de ETA. No lo hubo. La izquierda abertzale y ETA no creyeron necesario ese gesto y Rodríguez Zapatero terminó anunciando la fecha de las elecciones para el 20 de noviembre. "No les vamos a dar esa baza electoral" se argumentaba desde la izquierda abertzale al dibujar sobre el papel su estrategia . La golden share, la acción de oro, la reservaban para las siguientes elecciones, las autonómicas. El final definitivo de ETA era su gran baza electoral para intentar ganarlas y tratar de justificar sus 50 años de existencia y su disolución sin haber conseguido absolutamente ninguno de los objetivos con los que nacieron. Sin embargo, hay dos factores que parecen acelerar las decisiones de la izquierda abertzale. Uno, que las elecciones generales se han convertido también en prioritarias para ese mundo: la decisión de Aralar de sumarse a Bildu les obliga a obtener mejores resultados que en las municipales y forales ya que sería muy difícil de digerir un resultado peor sumando un nuevo socio. Y dos, los tiempos no parecen ya tan controlados. La falta de interlocución clara con el PP y el riesgo de que éste opte por la vía policial para terminar con una debilitada ETA es un riesgo que ahora no están dispuestos a asumir. De ahí las prisas y los movimientos que vemos y podremos ver antes del 20-N. Pasos que deberían servir para hacer visible a toda la sociedad que la apuesta por las vías políticas no tiene marcha atrás, pero sin terminar de quemar su gran baza para las autonómicas. En esta estrategia entraría la ya anunciada adhesión del colectivo de presos de ETA al Acuerdo de Gernika, pero también dar un nuevo impulso a la intermediación internacional, en la que al Grupo Internacional de Contacto dirigido por Brian Currin se unirían otros nombres y expertos para decretar el principio del fin de ETA, tal vez unido a un nuevo comunicado. El objetivo sigue siendo llegar en las mejores condiciones a las autonómicas. Pero necesitan que la sociedad tenga la percepción de que el camino es ya definitivo para que Rajoy tenga muchos más problemas en limitar la solución a la victoria policial. De ahí el movimiento. Pero todo ello necesitaría además cierta complicidad de los partidos, del Gobierno español y, sobre todo, de Zapatero y del candidato Pérez Rubalcaba, quienes tienen muy difícil en plena precampaña hacer cualquier tipo de gestos sin un movimiento previo, claro, contundente e inequívoco del antes llamado MLNV.
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