Es madrugada del martes 16 de agosto. Me levanto y son las 3 de la mañana. Enciendo la tele y un señor echa las cartas del Tarot. Mucha gente desearía saber cuál va a ser su futuro para, según ellos, poder tomar las decisiones correctas en su vida. ¿Estará el futuro escrito? ¡Qué misterio tan fantástico! Mira que si cuando empecé a "jugar" con aquella vieja trikitixa, con algún que otro botón estropeado, hubiese podido alguien decirme lo fundamental que iba a resultar para mi vida.

Sentado en la sala, repaso el largo y fascinante camino que he llevado a cabo con este fuelle del infierno a mis espaldas y despierto de ese viaje con el vértigo de enfrentarme en unas horas a un nuevo proyecto: grabar junto a la Orquesta Sinfónica de Euskadi, bajo la dirección de Enrique Ugarte, algunos de los temas más importantes de mi carrera. Desde luego que la idea me apasiona y al mismo tiempo es un proyecto ansiado desde hace muchos años. No es fácil tratar de unir dos mundos como el de la música clásica y la música folk o más tradicional. Pocas veces se entrecruzan. Ya trabajamos juntos anteriormente en un concierto celebrado en el Kursaal de Donostia, pero ahora vamos a rizar el rizo y a registrar juntos, de una manera diferente y novedosa, los temas elegidos para tal fin, que van desde aquellos primeros que me acompañan desde el inicio de mi carrera hasta varios del últimos disco Ultramarinos&Coloniales. En definitiva, queremos lograr un disco de calidad y energía a fuerza de ilusión, esfuerzo y mucho talento.

¿Quién hubiese dicho hace años que la trikitixa iba a verse acompañada por toda una orquesta sinfónica? Me emociono al pensar que aparte de estar grabando un nuevo disco también estamos creando nuevos caminos a explorar, tanto en lo clásico como en lo tradicional, descubriendo nuevas fronteras a un instrumento como la trikitixa.

Espero que entre todos seamos capaces de plasmar todos los momentos únicos y especiales que vamos a vivir gracias a la música. Después, si el futuro de hoy estaba o no escrito en el presente de ayer, es lo de menos.

¡Mucha mierda!