SI de algo han servido los denominados test de estrés a los que se ha sometido al sector financiero europeo -al menos en teoría, porque en realidad no ha sido tan exhaustivo- ha sido, en el caso de Euskadi, para certificar una vez más la plena solvencia de nuestras entidades. Tanto las cajas de ahorro de la comunidad autónoma vasca -BBK, Kutxa y Vital- como la Banca Cívica en la que está integrada Caja Navarra, así como el BBVA, no solo han superado las exigentes pruebas determinadas por la Unión Europea, sino que han demostrado que lideran el ranking y compiten entre las mejores de Europa. Estos test pretenden probar la solvencia de las entidades financieras ante un posible escenario económico catastrófico y su capacidad de reacción ante una situación tan adversa. Es aquí donde las cajas vascas han demostrado el eficaz trabajo que se ha venido haciendo en los últimos años, que ha posibilitado que aun en momentos duros como los actuales e incluso en una situación aún más empeorada desde el punto de vista económico y por tanto con fuerte repercusión en cuanto a paro y morosidad, puedan hacer frente a este escenario con garantías. Unos resultados que, lejos de sorprender, apuntalan la confianza de los vascos en cómo se han hecho las cosas. Porque la comparación con la situación de otras entidades del Estado e incluso de Europa no admite dudas, incluso pese a que la propia metodología de los test perjudique de forma notable a entidades como BBK al no computarse como reserva la provisión genérica anticíclica exigida por el Banco de España pero no en otros países como Alemania -la caja vizcaina la tiene al máximo legal permitido-, ni tampoco las plusvalías de cartera de participadas. Es cierto, por tanto, que se podrá discrepar del sistema empleado por los propios tests, pero los resultados son los que son. Y estos avalan también sin ningún género de dudas a Kutxa Bank, el futuro banco que surgirá de la fusión de las tres cajas vascas y que se situaría también en muy buena posición en el ranking de solvencia. Un espaldarazo al proyecto de fusión que debería despejar definitivamente algunas dudas interesadas y algunos intentos de cambiar las reglas del juego con intereses puramente partidistas. Por su parte, el aprobado en los tests de estrés para Banca Cívica tiene una significación especial porque se oficializa a seis días de su salida a Bolsa. La entrada en el Parqué será todo un Rubicón, ya que dará la medida de hasta qué punto ha resultado o no un éxito una operación controvertida. Básicamente, porque persisten las dudas sobre los socios elegidos desde la tradicional consideración de la caja como un instrumento garantista del autogobierno y del tejido empresarial de Nafarroa, aunque también por la afección que tendrá en la obra social. Una incógnita que se despejará pronto.