EL paro dio un alivio en junio, pero no suficiente como para maquillar la cruda realidad. El número de desempleados inscritos en los servicios de demanda de trabajo bajó en 3.933 personas en Euskadi, lo que supone un descenso del 2,65%. Con todo, la cifra de parados se sitúa en 144.414 personas, un número no solo muy alto sino sensiblemente superior al que había hace un año. De igual modo, en el conjunto del Estado el paro bajó también en junio por tercer mes consecutivo, lo que ha dado pie a la administración a lanzar mensajes optimistas sobre la situación económica general, algo que, visto lo visto, no está justificado ni de lejos. Nadie puede poner en duda que el hecho de que descienda el número de parados es en sí mismo una buena noticia. Pero se trata de un indicador que hay que contextualizar, analizar y situar en su justa medida. Y la realidad de los datos proporcionados por el propio Ministerio de Trabajo son concluyentes e indican que la destrucción de empleo incluso se ha acelerado, dado que los afiliados a la Seguridad Social han descendido en 5.612 personas en el pasado mes de junio. Esto significa que no solo no se crea empleo, sino que sigue destruyéndose a un ritmo que ya es insostenible. Un negro escenario que sigue teniendo una negativa influencia en Euskadi, pese a que mantiene unas cifras sensiblemente mejores. Con todo, en la CAV hay actualmente un 14% más de parados que hace un año, lo que da idea de la situación real de nuestra economía. Durante demasiado tiempo, el Ejecutivo de Patxi López, y el propio lehendakari, se han empeñado en transmitir que Euskadi ya había salido de la crisis. La semana pasada, el consejero de Economía, Carlos Aguirre, no tuvo más remedio que corrigirse a sí mismo al afirmar que "este año Euskadi está saliendo de la recesión", cuando en septiembre de 2010 había asegurado que "la salida de la crisis se ha confirmado". Si la frase pronunciada hace casi un año no era real, tampoco puede decirse que la matización posterior -más prudente- vaya a confirmarse. No lo terminan de apuntar así, al menos, los datos. En lo que va de año, las empresas declaradas en concurso de acreedores -las antiguas suspensiones de pagos- han aumentado nada menos que un 38%, lo que da un total de 235 firmas (188 en la CAV y 47 en Nafarroa) que han caído al abismo. La situación, por tanto, sigue siendo lo suficientemente delicada como para que no puedan echarse las campanas al vuelo. El nivel de la bajada del paro en un mes como junio, en el que ya empieza a notarse el incremento de la actividad turística, invita más a la prudencia que al optimismo por su propio carácter coyuntural y deberá confirmarse en los próximos meses como para que se configure como un indicador de que "estamos saliendo de la recesión", como afirmaba el consejero Aguirre.
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