La familia de Marina López Feijoó queremos dirigir nuestro más profundo y sincero agradecimiento a los doctores del servicio de Oncología del hospital de Cruces, en particular, a los doctores Ricardo Fernández, Joaquín Losada y Juan Manuel Mañé y a las doctoras Josefa Ferreiro, Azkona y Aurora Lasso. Su esfuerzo profesional y personal durante casi 13 años de lucha contra el cáncer, su trato cariñoso con Marina hasta su fallecimiento el pasado jueves, merecen todo nuestro cariño y respeto. Han hecho felices a una familia durante muchos años, ayudándonos a todos, y a Marina en particular, a hacer más fácil la lucha contra la enfermedad. Asimismo, queremos agradecer también el trato maravilloso de todas las enfermeras y asistentes de enfermería en los momentos más duros, por su paciencia con todos nosotros y su amabilidad y cariño con Marina.
También, incluimos en nuestro agradecimiento a la doctora Isabel Urkijo del ambulatorio de Portugalete, que con su trabajo eficaz y cuidado permitió que Marina tuviese una oportunidad de luchar y seguir adelante.
No obstante, y con el objetivo de romper otra lanza a favor de todos ellos, este agradecimiento pretende reconocer la labor y calidad personal de cada uno de los mencionados, que con una escasez importante de recursos, se dedican con fuerza y ánimo al trato digno y amable de sus pacientes. En ningún caso es una loa a una dirección de un servicio público cada vez más devaluado e impersonal, sin servicios continuos en un área tan delicada como la Oncología, que no trata precisamente catarros, y con muchas disculpas burocráticas ante la falta de personal y medios para ofrecer un servicio de calidad, como el que todos los vascos y vascas pagamos a través de nuestros impuestos. Es un servicio de personas para personas. Simplemente para que quien se dé por aludido en esta última reflexión tenga una razón más para replantear algunas de las decisiones que hace tiempo se vienen tomando en Osakidetza.