Fotos, pitos y chotos
Hasta hace no tanto, la fotografía era el algodón de la información, pero en la era digital uno puede fiarse de los pixels menos que Zapatero de quienes acuden a un desfile militar con la rojigualda. La ideología, la afinidad y el interés hacen más milagros que el photoshop
ALGUIEN dijo que los fotógrafos son los soldados de la información... y no precisamente porque unos y otros sólo utilicen un dedo para disparar. La fotografía, como decía Goddard, es la verdad. O al menos lo era hasta que apareció el photoshop, herramienta que, como su propio nombre indica, es la tienda en la que la fotografía, o sea, la verdad; se vende para conseguir una imagen, determinada imagen. Con el photoshop es casi cierto aquello que el mítico Piru Gainza, un adelantado a su tiempo no sólo en lo futbolístico, solía decir sobre los periódicos, la verdad y las esquelas. Pero aun incrédulo, Piru los leía. Periódicos y esquelas. Lo de la verdad lo dejo al gusto del consumidor. ¡Es tan relativa! Por ejemplo, debe ser cierto pero relativo que Patxi López entró por la puerta principal a la sede de EITB el miércoles para la entrevista en prime time una vez los miembros del comité de empresa fueron conminados por la Ertzaintza a disolverse ya que se les había acabado el tiempo de su programada protesta, vamos, que había que pasar a publicidad (institucional). Pero no deja de ser curioso que ninguno de los periódicos que la hacen, la publicidad institucional, digo; publicara la foto. El Correo Español optó, sobre una información de Lorena Gil, por una imagen de plató de Mitxel Atrio y El Mundo eligió para acompañar la información de Leyre Iglesias otra, de Mitxi, en la que López y el director general que él o Ares han puesto en EITB, Alberto Surio, subían por las escaleras mecánicas interiores. Y conste que lo de subir por las escaleras del interior va con la intención que tiene: relatar la verdad, o sea la foto. El País ni siquiera publicó nada. Seguramente más por problema de horario de cierre de la edición que dirige Juan Mari Gastaca que por el interés de la entrevista, aunque ciertamente no lo tuvo como muestra el hecho de que El Correo Español y El Mundo se las vieron y desearon para sacar una idea de López a portada y a tamaño tan reducido como la propia idea. Hay, o hubo, otra fotografía, que por un instante se colgó en la web elcorreo.com. en la que Surio recibe a López en la calle, pero desapareció con inusitada premura. Alguien ha llegado a decir que López salió del hall de la sede de EITB para hacérsela ya sin protesta sindical, pero fuentes del Gobierno, más secas que la mojama habitualmente, llegaron a esforzarse en coger el teléfono para negarlo. En cualquier caso, no seré yo quien desdiga a... Piru Gainza.
Además, en cuestión de protocolos, vayan ustedes a saber. ¡Fíjense la que ha armado la ministra Carme Chacón con el suyo. Porque, dejando Chile aparte, la mina informativa de la semana, al menos en Madrid, ha sido el protocolo que pretende Chacón para evitar que la plebe abuchee a los mandatarios en el desfile militar del 12 de octubre, el de la Hispanidad, en el que Patxi López no estaba, o sí, que acudió Celaá, pero no. Cuestión de imagen. Vamos, como en la foto de EITB. Al respecto (no de López sino de los abucheos) no hay fotos porque, pese a todo, soldados y foteros, éstos tan reñidos siempre con la autoridad, no se llevan bien y el photoshop aún no ha logrado trasladar el sonido a las fotografías. Pero sí hay ríos de tinta. Edurne Uriarte, el jueves en ABC, adivinaba la "perplejidad de los votantes socialistas" porque una cosa es "asumir todas las medidas del odioso liberalismo por aquello de la imposición de la UE y otra que su partido se les convierta a estas alturas en el principal abanderado del nacionalismo español" con "la izquierda abrazada a la Fiesta Nacional, a la bandera, a la nación, al Ejército, a los caídos por la patria, alertando de la derecha que quiere destruirlos y dispuesta a defender las esencias de la nación". Conste que la descripción es casi una fotografía, pero sorprende la sorpresa. El PSOE lleva así décadas. Herman Tertsch, en una página anterior del mismo diario de Vocento, es también fotográfico. O radiográfico, porque desnuda su alma cuando afirma, como deseándolo, que "si hubiera tanta extrema derecha en España, estos heroicos antifranquistas de la nada habrían huido ya al dorado exilio". Y es, cómo no, Alfonso Ussía, en La Razón, crecido tras el recibimiento a Aznar, quien resume a esa ultraderecha de la que habla Tertsch criticando los abucheos con recuerdos de juventud -"nadie que haya servido en un campamento, un cuartel, un regimiento o un buque de la Armada quiebra un toque de oración. Y si lo hace es un malnacido"- antes de arremeter con nacionalismos que no son el suyo: "El nuevo protocolo para respetar a la Bandera y los caídos en los actos solemnes me suena a broma cuando llevamos décadas asistiendo con estupor a la calcinación sistemática de banderas nacionales por parte de los nacionalistas". Hasta Carlos Herrera, también en ABC, se acuerda de otra pitada que tiene dolorosamente fotografiada en el cerebro: "Hace unos meses abuchearon indecentemente (¿por qué indecentemente?) a los Reyes en una final de Copa y ninguno de los sensibles escocidos del domingo (el 12-O fue martes, pero a Herrera la realidad le da igual) dijo ni una palabra". Y es que están como un choto, o sea, cabra. De la legión. Porque los desfiles les ponen desde que les sacaron de marinerito en la primera comunión allá por tiempos de aquél a quienes ellos nunca hubieran abucheado. Seguro que alguno hasta salía aplaudiendo en el no-do del cine, que es la verdad 24 veces por segundo, según dijo Goddard.