EL Alderdi Eguna fue ayer el marco utilizado por Iñigo Urkullu para presentar la iniciativa política con la que el PNV se propone buscar una salida compartida a décadas de violencia en Euskadi. El análisis de la situación actual comienza por constatar que el círculo de la violencia se encuentra encerrado sobre sí mismo, sin capacidad interna ni oportunidad externa de dar una salida al conflicto que ha causado tanta muerte y destrucción. La práctica del terror ha derivado en un círculo vicioso cuya actividad se centra hoy en el "propio mantenimiento y abastecimiento", tal y como la propia ETA afirmaba ayer en una nueva declaración pública. El PNV propone una iniciativa de carácter político que basada en cuatro principios permita la cuadratura del círculo, entendida como la superación del círculo de la violencia a través de un nuevo marco que pueda acoger los objetivos y las propuestas de todos los partidos vascos. La presentación de la iniciativa se constituyó en sí misma en una declaración de principios. En primer lugar por el tono empleado, absolutamente inflexible con ETA y sumamente flexible con una izquierda abertzale que apueste por las vías políticas y democráticas. En segundo lugar por el contexto, la iniciativa se presenta en un momento en que el PNV tiene la llave del posible adelanto electoral en España; y Urkullu recalcó su disposición a "ofrecer tiempo", el tiempo que a su juicio necesita el momento de oportunidad de una nueva convivencia para Euskadi, y que no desea sea dilapidado por un adelanto electoral. En tercer lugar por su compromiso expreso de renuncia a un "protagonismo partidista", lo cual induce a pensar en un proceso silencioso y discreto, muy del gusto del presidente del EBB. Y en cuarto lugar, por los propios contenidos de la iniciativa, los cuatro principios, una síntesis pedagógica que recoge en cuatro palabras las claves que han acompañado a todos los procesos de "normalización" conocidos en los últimos años. La iniciativa Ados plantea un nuevo marco con cuatro vértices imprescindibles; nada falta y nada sobra parece defender. Primero la "política" como rechazo definitivo a la violencia. Segundo el "pluralismo" como participación política de todas las sensibilidades. Tercero el "acuerdo", que propicie un nuevo pacto fundamentado en los derechos históricos. Y cuarto el "respeto", entendido como asunción del derecho de los vascos a decidir su propio estatus político en paz y libertad. Urkullu se afanó en destacar que es necesario adoptar la iniciativa, "primar la política", y que mantiene un cauce de interlocución abierto con todas las fuerzas. En este nuevo cuadro tienen cabida todos los vascos en un nuevo tiempo de convivencia. La sociedad vasca ansía que Ados, un acuerdo en paz entre todos los partidos para un nuevo marco de convivencia política, se convierta en realidad. Si bien un año se antoja un tiempo demasiado breve para este reto histórico de Euskadi.
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