¿Un Parador Nacional para Urdaibai?
El portavoz del PSE en el Parlamento de Gasteiz, José Antonio Pastor, hizo públicas hace ya unas fechas unas declaraciones en las que proponía la creación de un Parador Nacional en Urdaibai como alternativa a la construcción de una ampliación del Museo Guggenheim Bilbao para revitalizar la comarca Realmente sorprendente. Parece que al señor Pastor, y en este caso también al PSE, lo mismo le da decir arre que so: la cuestión es no quedar callados. Y ya que estamos con términos de arriero, no está bien poner el carro delante de los bueyes. O sea, para que la infraestructura hotelera sea una necesidad, lo primero es atraer al turista. Pura lógica.
Porque es cierto que Urdaibai es una reserva natural y queposee un encanto paisajístico, además de otras características, con suficiente atractivo, pero no ha tenido de momento el gancho suficiente como para animar la vida turística de la zona y ayudar, de paso, a su recuperación económica. Precisamente, lo que necesita es un foco de atención, algo rutilante, algo que concentre en esa zona las miradas de las empresas turísticas y de los turistas que llegan a Bilbao. Algo que tenemos ya nosotros, que ni siquiera necesita venderse, porque es ya un faro cuyo chorro de luz llega a los confines del mundo. No podemos desaprovecharlo, tanto mejor cuanto que el Museo Guggenheim Bilbao necesita urgentemente una ampliación. Es difícil imaginar, juntando ambas cosas, que dicha ampliación encaje mejor y con mayor rentabilidad en otro sitio distinto a Urdaibai.
Su creación combinaría arte con naturaleza, un combinado turístico cada vez más apreciado. Combinaría un museo de arte de renombre internacional, ubicado en una zona natural con cabecera en Gernika, con su historia, sus monumentos y museos; con Urdaibai como centro, con su ría, sus playas, sus vistas, con Santimamiñe, Yacimiento de Forua, el Castro de Arrola, el bosque pintado de Oma; con Bermeo, su puerto y su casco, su museo del Arrantzale; y toda esa costa, llena de encanto.
Urdaibai ya es hoy un magnífico conjunto de elementos cuyas mutuas y variadas sinergias pueden multiplicarse y aprovecharse inteligentemente en el momento en que el Guggenheim sirva, de nuevo, como tractor o, mejor, como impulsor de todas ellas. Y quizá su incidencia en el desarrollo económico de toda esa zona vaya a ser mayor de la que nos imaginamos.
Lo del Parador Nacional, por contra, es francamente chocante, y más en boca de de una persona con responsabilidades políticas . Los políticos, la administración, debe promover, en este caso la cultura, o en su caso las inversiones privadas. No se trata de dificultar, en base a la competencia pública, la iniciativa privada. Porque ésta vendrá por añadidura, igual que en Bilbao, donde se han multiplicado las instalaciones hoteleras como por ensalmo... y cuando se padecía su carencia a nadie se le ocurrió plantear la idea de un Parador Nacional que ya existe en otras ciudades.
Esa y otras propuestas, más o menos peregrinas, que ha ido desgranando el Gobierno vasco dejan entrever, si es que no lo manifiestan meridianamente, que ni el señor José Antonio Pastor ni el propio Ejecutivo conocen la realidad de Urdaibai. Pero también denotan el desconocimiento de las oportunidades que puede ofrecer, dotada con el Museo Guggenheim como poderoso atractivo, con las infraestructuras ya existentes y con las que, obviamente, se van a ir desarrollando en distintos puntos -las nuevas conexiones con los túneles de Autzagane y Sollube, por ejemplo- de ese espacio a medida que el proyecto vaya alcanzando su desarrollo pleno.