En el primer peldaño
La nueva declaración de la izquierda abertzale tradicional en la que insiste en las vías políticas y emplaza por primera vez a ETA a que la secunde supone un mínimo avance, aún tímido y al que le falta mayor ritmo y mucho más recorrido
LOS partidos políticos han acogido con tibieza no exenta de la lógica prudencia -debida sin duda a un entendible y sano escepticismo- el nuevo documento hecho público por la izquierda abertzale tradicional. No ha habido ni la frialdad ni la frustración o decepción de otras ocasiones, pero tampoco, ni mucho menos, entusiasmo. Pero es desde luego destacable que las reacciones desprendan, con muchos matices, cierto grado -mínimo aún- de esperanza en que algo se está vislumbrando en el camino emprendido por la izquierda radical. Es evidente que si alguien esperaba -no como deseo, porque éste es inequívoco y absolutamente mayoritario en toda la sociedad vasca, sino desde el puro realismo- que el entorno político ilegalizado se desmarcase ya nítidamente de ETA o pidiese su disolución, habrá vuelto a comprobar que esa expectativa se ha vuelto a frustrar. Envuelto y atrapado en su propia realidad, el mundo del autodenominado MLNV es ajeno a los ritmos, a las perspectivas y a las demandas de la sociedad vasca, que le exige acabar de una vez y para siempre con la violencia. El documento dista mucho de lo que la sociedad vasca demanda, pero tampoco se puede obviar que contiene avances. Mínimos, insuficientes, cortos, pero avances. En primer lugar, el texto insiste una y otra vez en la "apuesta tangible e inequívoca" por las vías exclusivamente políticas, pero con un paso más: afirma que este cambio concierne también a "las formas y métodos de lucha", que deben basarse en la actividad exclusivamente política "utilizando como únicos instrumentos la lucha de masas, la institucional y la ideológica". Falta expresar lo que implícitamente quiere decir: sobran, por tanto, las armas. También da un paso más al emplazar a ETA y al Estado a asumir los principios de la declaración de Bruselas firmada por personalidades del ámbito internacional que trabajan por la paz entre los que se incluye un llamamiento directo a ETA para que declare un alto el fuego. Y, además, en su reivindicación del modelo de Anoeta para la resolución del conflicto, avanza también de forma expresa lo que debe ser el contenido de una negociación entre ETA y el Estado: "La desmilitarización del país, liberación de presos, vuelta de exiliados y un tratamiento justo y equitativo al conjunto de víctimas del conflicto". Es decir, ETA quedaría al margen de los contenidos políticos, aunque la realidad es que han sido su intransigencia y su empecinamiento en tutelar todos los procesos lo que los ha frustrado. Lo más explícito es la crítica que hace a las acciones armadas de ETA, que, junto a la activación represiva del Estado, suponen "un bloqueo" de la situación. En definitiva, la izquierda abertzale ha dado un nuevo paso que le ha colocado aún en el primer peldaño de una larga escalera. A un ritmo exasperante, con excesiva timidez, sin contundencia, con nula credibilidad, pero avanza. Y, lo que es peor, a la espera de que ETA le permita subir peldaños o la descabalgue de la escalera de un plumazo.